No había peligro inminente
5 de febrero de 2004El principal argumento que esgrimían los gobiernos de Washington y Londres para derribar el régimen iraquí se basó en la existencia de armas de destrucción masiva en el país. Hace 9 meses que la guerra terminó y las labores de búsqueda de dichas armas todavía no han dado fruto. El jefe de la Agencia de Inteligencia estadounidense (CIA), George Tenet, tuvo que dar explicaciones sobre su actuación ante el aumento del escepticismo sobre una guerra “legítima”.
La interpretación que causó una guerra
“Los analistas de la CIA nunca dijeron que Irak representaba una amenaza inminente”, aseguró su director, defendiendo sus informes para zanjar las dudas sobre su fiabilidad. El director de la CIA revisó todas las alegaciones presentadas sobre el incumplimiento de Saddam Hussein de los programas prohibidos por la ONU. Sin embargo, consideró que la agencia podría haber sobrestimado al dictador iraquí y su programa de armamento nuclear
“Los servicios de inteligencia nunca van a estar totalmente en lo cierto ni van a estar completamente equivocados (...) nadie nos dijo lo que teníamos que decir ni como (...)Antes de la guerra, los analistas de los servicios secretos no llegaron a una evaluación unánime de los datos sobre el armamento iraquí” declaró el director de la CIA en un discurso en la Universidad de Georgetown. Tenet justificó sus informes calificándolos como una evaluación objetiva de un régimen dictatorial brutal que continuaba sus esfuerzos por engañar y organizar programas que amenazaban nuestros intereses.
El escándalo alrededor de la “Agencia” se originó con las declaraciones del ex jefe del grupo de inspectores de armamento estadounidenses en Irak, David Kay, cuando alegó que, tras haber realizado el 85 por ciento del trabajo, no se habían encontrado indicios de armas de destrucción masiva y por lo tanto, no existían. Kay responsabilizó a los servicios secretos de haber aportado datos erróneos y obsoletos que indujeron al Gobierno a error.
En cuanto a las armas biológicas, Tenet justificó sus informes afirmando que la agencia no contaba con el material suficiente acerca de las cantidades de armas a disposición de Saddam. Explicó que la estrategia del régimen iraquí cambió a partir de 1996 para centrarse en la posesión de pocas armas pero que pudiesen ser activadas rápidamente. Tenet se mostró firmemente convencido de que el próximo paso del dictador habría sido reconvertir las fábricas civiles para producir armas, aunque la CIA no tuviese indicios al respecto.
¿Quién duda del servicio secreto?
El jefe de la Agencia de Inteligencia declaró que es un error considerar un engaño el trabajo de los inspectores ya que puede derivar en que los mismos tengan miedo de tomar decisiones. Algo fundamental para la seguridad del país. Además remarcó la crucial intervención estadounidense en el compromiso para el desarme anunciado por Libia.
A pesar de las sospechas que penden sobre su cabeza, Tennet manifestó su intención de colaborar con la Comisión de Investigación Independiente, cuya creación fue anunciada por la Casa Blanca. “Estoy de acuerdo con la creación de la comisión. Tenemos una historia que contar y estamos deseosos de contarla a aquellos que nos quieran escuchar”, afirmó Tenet ante su auditorio.
Tenet se exculpó de las acusaciones un día después de que el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld justificase la intervención estadounidense en Irak. Rumsfeld reconoció ante el congreso que es posible que Saddam no tuviese en su poder armas de destrucción masiva pero añadió que es muy pronto para decirlo, y que el mundo es ahora más seguro sin el dictador iraquí en el poder.