Guido Westerwelle, al timón de la diplomacia alemana
25 de octubre de 2009Al frente del Ministerio de Relaciones Exteriores alemán, Guido Westerwelle se enmarcará en una antigua tradición del partido Liberal, que durante décadas dirigió la diplomacia germano federal. Legendaria es la fama de Hans Dietrich Genscher, el maestro de la diplomacia viajera que ocupó esa cartera entre 1974 y 1992 y coronó su carrera con la reunificación de Alemania.
Es poco probable que a Westerwelle le toque hacer historia tan rápidamente. Pero su modelo, Genscher, ha señalado en muchas ocasiones que lo considera apropiado para el cargo.
Con 47 años de edad, el dirigente liberal será un ministro de Relaciones Exteriores relativamente joven, pero ya ha tenido oportunidad para posicionarse en diversos temas que se enmarcan en su nuevo campo de acción:
Desarme nuclear
Un día después de las elecciones del Parlamento federal, emprendió su primera iniciativa en materia de política exterior, al sumarse a las propuestas de desarme del presidente estadounidense, Barack Obama. “Pienso que nosotros, los alemanes, podemos hacer un buen aporte para que se abra un nuevo capítulo en el desarme”, indicó Westerwelle, manifestando su deseo de que se realicen “negociaciones para que se puedan retirar las últimas armas atómicas que aún están emplazadas en Alemania, como reliquia de la Guerra Fría”.
El proyectado escudo antimisiles en Polonia y la República Checa, entretanto desechado por el presidente Obama, fue un tema en el que Westerwelle también adoptó una postura clara cuando se desempeñaba como líder de la oposición en el Bundestag: “El emplazamiento de misiles estadounidenses no es asunto de dos, tres o cuatro estados. Atañe a toda Europa”, afirmó en ese entonces, demandando un debate europeo al respecto.
Unión Europea
En lo tocante al proceso de integración del Viejo Continente, Westerwelle considera que el Tratado de Lisboa no es lo ideal, pero hay que defenderlo de todos modos. A comienzos de este año, subrayó que “Europa no es sólo una comunidad económica, ni una unión monetaria; Europa es sobre todo una garantía de paz y bienestar”. En su opinión, aunque la Unión Europea sólo hubiera reportado décadas de paz al continente, ya habría valido la pena.
Guantánamo y Afganistán
El campo estadounidense de prisioneros en Guantánamo ha estado desde hace tiempo en la mira de la política alemana. La prisión, erigida por George W. Bush en Cuba al margen del derecho internacional, ha de ser cerrada. Pero Westerwelle rechaza categóricamente la acogida de ex prisioneros en Alemania, aduciendo que Estados Unidos es responsable, jurídica y humanamente, de aquellos que hayan estado recluidos injustamente allí.
También en lo relativo a Afganistán, Westerwelle ha seguido una línea clara desde hace tiempo. A comienzos de septiembre, la subrayó respaldando al gobierno al indicar que nadie envía soldados irreflexivamente al extranjero. “Se trata de nuestro país”, afirmó, haciendo hincapié en que “en realidad, se trata de nuestra seguridad, nuestra libertad y nuestra paz”.
Autor: Marcel Fürstenau/ Emilia Rojas Sasse
Editor: Enrique López Magallón