Ríos desprotegidos
8 de agosto de 2011Publicidad
Ya casi nadie recuerda las tierras anegadas a las orillas de los ríos Elba y Danubio en agosto de 2002: inundaciones, las que vivió entonces Alemania, como las que hacen acto de presencia una vez cada siglo. Quienes evidentemente no las han olvidado son aquellos que las sufrieron. Ni tampoco los ecologistas: la organización germana BUND hizo repaso a los avances realizados por el Gobierno alemán desde la catástrofe, y llega en un estudio a la conclusión de que estos apenas resultan perceptibles.
Las barreras siguen siendo un obstáculo para la libre circulación de las aguas (el problema de las inundaciones, por un lado, que supone un riesgo para quienes habitan en las cercanías de los cauces) y las presas y las compuertas continúan dificultando el paso de los animales (el problema ecológico, por el otro lado). Nueve años después, la mayoría de los 33 recortes de diques prometidos se encuentran, señala BUND, aún en planifiación. Y aunque en algunos casos los niveles de contaminación han mejorado, como por ejemplo en el Elba, la amenaza a estos parajes por parte de la industria y la agricultura aumenta.
“No se ha hecho casi nada”
“Los ríos y su entorno se encuentran entre los hábitat más hermosos y ricos en especies, pero también entre los más sensibles del centro de Europa”, recordaba en rueda de prensa Hubert Weiger, presidente de BUND. En el acto, el organismo daba a conocer su informe Visiones para los paisajes fluviales de Alemania: un estudio que toma por objeto de análisis los cinco grandes ríos del país (Óder, Elba, Weser, Rin y Danubio) y en el que el Ejecutivo germano saca mala nota. Berlín se aleja cada vez más de la directiva europea que regula las zonas susceptibles de inundación, se dice, y no ha dado en los últimos años pasos que son necesarios y acuciantes.
“Las vegas y los márgenes de ríos amplios son una protección natural y una reserva de agua potable de incalculable valor”, proseguía Weiger ante los periodistas. Para minimizar el peligro de desbordamiento y permitir su regeneración, a los ríos alemanes se les debe conceder más sitio, las edificaciones humanas que se interponen a su circulación (y a la migración de sus huéspedes) han de ser reducidas en lo posible y se tiene que trabajar activamente por mejorar las condiciones ecológicas del hábitat. Con respecto a todo esto, “no se ha hecho prácticamente nada”, criticaba Weiger, “al contrario: la situación de los ríos alemanes empeora constantemente”.
Más fosfato, más contaminación
Empeora, comentaba Sebastian Schöner, portavoz del grupo de trabajo Aguas de BUND, porque entre la reciente proliferación de normativas y la realidad sobre el terreno existe un abismo. Y también porque el aumento de los campos destinados a la producción de biomasa hace que crezca la cantidad de fosfato y otros residuos que se vierten a los ríos, y porque la industria, como por ejemplo la de potasa, contamina por añadidura.
La “renaturalización” de los espacios fluviales, opinan los ecologistas, podría iniciarse con los ríos secundarios, aquellos que son de importancia menor para el transporte y, en cualquier caso, ostenta ésta desde el punto de vista financiero sus ventajas: “de la reactivación de las vegas como hábitat natural se beneficiaría también la economía, ya que los daños provocados por las inundaciones irían a menos”, explica Schöner, y desde el punto de vista turístico, un río limpio y bello constituye un importante atractivo. “Un primer paso”, indica el activista, “sería devolver estas aguas al menos parcialmente a su estado original”.
Visiones
En el título del informe, la palabra “visiones” no aparece porque sí: seis propuestas para el futuro del los ríos expone BUND en el texto. Además de facilitar el que estos fluyan libres -para que encuentren aquí espacio vital peces como el salmón o el esturión-, y de que se agranden las vegas -para asegurar así la multiplicidad de especies y un caudal de nivel controlable-, la tercera visión de BUND es involucrar a la ciudadanía en las tareas de protección y confrontarla con la pregunta “¿qué aspecto deben tener nuestros ríos en 2027?”.
El cuarto punto que aspira a potenciar el organismo es la limpieza de las aguas, de manera que puedan volver a servir al baño. En quinto lugar se ofrece la organización a ejercer de intermediario entre la política, la administración y quienes explotan económicamente estas vías de comunicación. Y, finalmente, BUND apuesta por los ríos como un ámbito para la expresión cultural y por no descuidar una educación medioambiental “que fomente un desarrollo sostenible”.
LB/ dpa/ epd/ afpd
Editor: Pablo Kummetz
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