1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Duelo Mundial en Madrid

24 de marzo de 2004

Representantes de más de 50 países acudieron a la ceremonia en memoria de las víctimas de los atentados del 11 de marzo en Madrid, donde el cardenal Antonio María Rouco exhortó a rechazar el racismo y la intolerancia.

https://p.dw.com/p/4pRW
Cerca de 1500 personas asistieron al Funeral de Estado, en Madrid.Imagen: AP

La solemnidad de la Catedral de Almudena, en Madrid, fue el marco del adiós oficial a las 190 víctimas fatales de los atentados terroristas que sacudieron a España y el mundo en la mañana del 11 de marzo. Más de medio centenar de países enviaron representantes a la ceremonia, entre ellos una veintena de jefes de Estado y de gobierno. Acudieron, por ejemplo, el canciller germano federal, Gerhard Schröder, el presidente francés, Jacques Chirac, el primer ministro británico, Tony Blair y el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, para rendir homenaje a los muertos y tributar su solidaridad a los deudos.

Offizielle Trauerfeier mit Schröder und Blair in der Almudena Kathedrale, Madrid
Tony Blair y Gerhard Schröder, entre los asistentes a la ceremonia.Imagen: AP

Mensaje de reconciliación

El cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, que ofició la ceremonia, apeló a "responder a la violencia ciega y al odio inhumano con el poder fascinante del amor". Igualmente exhortó a la sociedad a mantenerse "lejos de toda forma de nacionalismo exasperado, del racismo y de la intolerancia". Un llamado formulado más allá de los credos religiosos, en una liturgia en que también participaron representantes musulmanes, como el príncipe Mulay Rashid, hermano del rey Mohamed VI de Marruecos.

Heridas abiertas

El emotivo carácter del acto no evitó, sin embargo, que afloraran aspectos políticos. Por ejemplo, cuando el padre de una de las víctimas gritó al paso del presidente del gobierno aún en funciones: "Señor Aznar, lo hago responsable de la muerte de mi hijo". Otros deudos ni siquiera acudieron a la ceremonia, como una mujer que perdió a su hijo y explicó que no podía soportar la presencia de figuras como Aznar, Blair y Powel. Las heridas siguen abiertas. En parte por ello, muchos españoles prefieren rendir su homenaje personal en la estación de Atocha, convertida virtualmente en santuario.

En el plano político, la ocasión también dio pie a diversos encuentros bilaterales, al margen de las honras fúnebres. También el presidente de gobierno electo, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, ha tenido así la oportunidad de establecer las primeras reuniones con estadistas extranjeros. Pero eso es harina de otro costal, porque en la jornada de hoy lo principal fue el recuerdo de 190 personas que perdieron la vida a manos del terrorismo (incluido un niño de 8 meses que no alcanzó a nacer). Para lo demás ya habrá tiempo.