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Como Fénix de las cenizas

Pablo Kummetz28 de abril de 2008

El aeropuerto berlinés de Tempelhof, el más antiguo de Europa aún en funcionamiento, será cerrado definitivamente. Un reciente referendo popular para mantenerlo en operaciones fracasó. Pero ya comenzaron los planes para

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El aeropuerto de Tempelhof: la segunda juventud de una vieja dama.Imagen: AP

¿Cuál será el destino del mítico aeropuerto de Tempelhof, asociado con el “Puente Aéreo” que mantuvo con vida a Berlín durante la Guerra Fría? Ya en mayo será lanzado un concurso de ideas para la utilización del edificio y las pistas en el centro de la ciudad,


Deutschland NS-Zeit Bauten in Berlin Flughafen Tempelhof
Toma aérea de Tempelhof.Imagen: AP

La senadora (ministra) de Desarrollo Urbano de Berlín, Ingeborg Junge-Reyer, anunció que la visión es crear un complejo para los creativos en la ciudad. Pero también se quiere conservar el recuerdo de la fascinante historia del aeropuerto y el Puente Aéreo.


“Por cierto, el edificio central, declarado monumento arquitectónico, conservará por completo su carácter”, agregó la senadora. Los Estudios de Cine Babelsberg anunciaron por su parte querer utilizar las instalaciones para rodar filmes y utilizar dos hangares como estudios. En un tercer hangar podría instalarse un taller para construir decorados.


En los terrenos de 400 hectáreas de superficie en total se planea además erigir un complejo habitacional “para formas de vivir innovadoras, en el centro de la ciudad y simultáneamente en medio de un parque”.

Todo parece indicar que el cierre de las operaciones de vuelo en Tempelhof, previsto para octubre, no significará su muerte, sino todo lo contrario, su despegue hacia nuevos horizontes y espacios creativos.


Una movida historia


El lugar en que fue construido Tempelhof había sido anteriormente un terreno para ejercicios militares. En 1909, Orville Wright despegó desde allí para varios vuelos de demostración y batió algunos récords. El 1922, los terrenos fueron aplanados y afirmados. En 1923 fueron construidos dos hangares y comenzaron a realizarse aterrizajes y despegues regulares.


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La sala de recepción.Imagen: AP

El 6 de abril de 1926 tuvo lugar la apertura oficial del aeropuerto, con el primer vuelo de la aerolínea alemana Lufthansa, a Zúrich. En 1927, una línea de metro fue extendida hasta el aeropuerto, toda una novedad para la época. En el primer año de operaciones de Tempelhof se registraron cien despegues y aterrizajes, lo que se consideraba mucho entonces.

El tráfico aéreo continuó en aumento. En los años 30, Tempelhof era líder del tráfico aéreo en Europa, superando a París, Amsterdam y Londres. En 1934 se encargó una ampliación del aeropuerto para atender a hasta seis millones de pasajeros por año. Osadas visiones: ese año habían sido 200.000.

El edificio construido en las décadas siguientes, de 284.000 metros cuadrados de superficie, llegó a ser el mayor del mundo. El complejo tiene un largo total de 1.230 metros. Las pistas fueron construidas en forma de óvalo con un diámetro mayor de unos dos kilómetros. El arquitecto estrella inglés Sir Norman Foster calificó a Tempelhof en 2004 de “la madre de todos los aeropuertos”.

El Puente Aéreo

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El Puente Aéreo.Imagen: AP

A comienzos de la II Segunda Guerra Mundial, en 1939, los trabajos aún no habían terminado. En abril de 1945, el aeropuerto fue ocupado por el Ejército Rojo. En julio del mismo año, los soviéticos se lo entregaron a los norteamericanos. Hasta entonces, el nuevo edificio todavía no había entrado en funcionamiento.

En 1948, el aeropuerto adquirió de pronto una nueva dimensión histórica. Cuando los soviéticos bloquearon todos los accesos por tierra a Berlín, para hambrear a la ciudad, los Aliados occidentales decidieron abastecerla por aire. Los aviones comenzaron a volar a Tempelhof, aterrizando uno cada 90 segundos. Berlín se había salvado. En mayo de 1949, los soviéticos abandonaron el plan de aislar a la ciudad. El abastecimiento comenzó a llegar nuevamente por tierra. Pero Tempelhof ya se había transformado en una leyenda.

En 1996 se decidió la construcción de un nuevo gran aeropuerto para Berlín, en las afueras. Ello implicaba el cierre tanto de Tempelhof como del otro aeropuerto urbano de Berlín, el de Tegel. Con el reciente referendo, los nostálgicos intentaron detener el cierre de operaciones de Tempelhof. Pero en vano. Los votos necesarios no fueron alcanzados. Quizás sea mejor así para el viejo aeropuerto, que ahora entra en su segunda juventud.