"Aquí no encarcelamos inmigrantes en aeropuertos"
27 de octubre de 2005
La muerte de 11 extranjeros, víctimas de un incendio en el aeropuerto de Ámsterdam cuando iban a ser deportados, ha causado estupor en Europa. Las acusaciones que se hacen son graves y, si se confirman, significan una violación de los tratados del trato digno y seguro de prisioneros.
Los ministros holandeses de Justicia e Inmigración, Piet Hein Donner y Rita Verdonk enfrentan acusaciones de "descuido en trato de los ciudadanos ilegales", víctimas de las llamas en aeropuerto de Ámsterdam.
"Prisión" o "centro de reclusión"
Según la Policía Federal, "las celdas de la policía alemana de fronteras (Bundesgrenzschutz) en los aeropuertos internacionales sólo son ocupadas por pocas horas". Esto quiere decir, pocas horas antes de que una persona sea puesta en un avión con destino al país de origen o a un tercer país que acepte recibirla.
Dicho sea que las "celdas" mencionadas por la policía alemana hacen parte de establecimientos de reclusión que un civil no dudaría en reconocer como una cárcel. La única diferencia con la trágica prisión de Ámsterdam es que es el tiempo más corto que pasa allí un inmigrante en Alemania.
En el aeropuerto internacional de Fráncfort, el mayor de Europa continental, hay "instalaciones" con capacidad para 104 refugiados cuya petición de asilo aún se encuentra en trámite. Este departamento se encuentra en una "zona extraterritorial" que permite, devolver a los migrantes al destino inicial sin que ni siquiera hayan pisado oficialmente territorio germano.
Alemania no sirve de ejemplo de buen trato
A pesar de las declaraciones de la policía de fronteras, Alemania no es precisamente la nación ejemplar en el trato de personas rechazadas por las oficinas de extranjería. Amnistía Internacional ha sindicado, repetidamente, a Alemania de mal trato, basándose, entre otros, en el caso de un deportado africano que murió ya sentado en una cabina de avión después de que un oficial le aplicara una llave para inmovilizarlo. Además ha habido también varios casos de suicidio en las celdas.
Según Klaus Meßmer, director de la sección de deportaciones del aeropuerto de Fráncfort, las personas rechazadas por las oficinas de inmigración alemana son transportadas del aeropuerto a un establecimiento especial fuera del mismo.
De acuerdo con cifras de la Oficina Federal de Migraciones, en el aeropuerto de Núremberg, por ejemplo, de 587 personas que solicitaron asilo en 2004, sólo pudieron ingresar al país 278, y eso porque el proceso de sus solicitudes tomaba tanto tiempo que no justificaba mantenerlas reclusas al lado de una pista de despegues.