Robots voladores
Su aspecto recuerda un poco a los helicópteros a control remoto de juguete, pero son helicópteros robots de alta tecnología y abren un nuevo horizonte de posibilidades. Su tamaño es de solo de 50 cm a un metro y medio y se los emplea, por ejemplo, para ubicar el lugar exacto de una falla en una central solar desde el aire, por medio de una cámara de rayos infrarrojos.
También son capaces de controlar centrales eólicas y puentes con más facilidad, o de realizar tomas aéreas para el cine y la televisión, Además, ayudan a supervisar eventos y grandes concentraciones de personas desde el aire. Algunos de ellos ya se usaron para determinar la población de pingüinos en la Antártida. Investigadores de la Universidad Tecnológica de Zúrich desarrollan esta nueva tecnología que hasta hace algunos años, sólo se utilizaba con fines militares. Deutsche Welle habló con los ingenieros que trabajan para perfeccionar estos robots voladores. Según Fabian Müller, un estudiante que acaba de finalizar su posgrado en esa universidad, el desafío es desarrollar los programas que logran que los dispositivos hagan lo que se espera de ellos.
"El desafío principal es mantenerlos estables en el aire y desarrollar algoritmos que controlen sus movimientos para que hagan lo que queremos. Que vuelen determinadas trayectorias y que realicen diversas pruebas, y que luego aterricen cuando se lo ordenamos", explica el ingeniero.
Estabilidad y facilidad de maniobra
La ventaja de estos minihelicópteros, que poseen de cuatro a ocho rotores, es sobre todo la estabilidad que pueden alcanzar en el aire incluso cuando los vientos son muy fuertes, ya que permanecen quietos en la posición deseada. Tampoco es necesario realizar maniobras como las que hay que hacer en un helicóptero normal de un solo rotor. Y están pensados para reemplazar a los helicópteros tripulados en tareas que superan las posibilidades de maniobra del ser humano.
"Con este helicóptero se puede facilitar la tarea del piloto e incluso remplazarlo, ya que pueden volar circundando mejor edificios en zonas peligrosas u obstáculos en lugares que serían imposibles de alcanzar por una persona", explica el profesor Friedrich Fraundorfer, del Instituto de Sistemas Dinámicos de la Universidad Tecnológica de Zúrich.
Y no sólo son útiles en tareas difíciles. Los ingenieros de la Universidad Tecnológica de Zúrich desarrollan también pequeños helicópteros robot que se pueden manejar sin sistemas satelitales de posicionamiento ni control remoto. Fabian Müller nos muestra que también pueden bailar y jugar al tenis: "Los robos pueden jugar al tenis, mantenerse en el aire, bailar al ritmo de la música y hacer loopings. En nuestra tarea en la universidad nos enfocamos en la investigación y el cálculo de los algoritmos de control que programan a los robots y hacen posible estas habilidades".
Se trabaja en el reconocimiento del rostro humano
Las cámaras en su interior reconocen la pelota en el aire, y los programas calculan su trayectoria y el impulso que necesitan las raquetas para devolver la pelota. También pueden balancear bastones y construir torres con módulos. Y son capaces de volar y reaccionar, gracias a una minicomputadora en su interior, también en espacios cerrados. E incluso reconocer el rostro humano, algo que todavía se necesita perfeccionar, según Friedrich Fraundorfer.
"Para poder manejarse de manera autónoma, un robot volador debe ser capaz de reconocer el medio en que se encuentra, y de reconocer objetos para tomar decisiones y actuar según el caso. Reconocer a las personas es difícil porque los rostros humanos son muy diferentes y no siempre miran de frente a la cámara. La computadora debe reconocer el rostro a través de diversos ángulos", explica el docente.
El campo de aplicación de los helicópteros robot es amplio. Sobre todo en zonas de catástrofe nuclear como la de Fukushima, los robots voladores podrían ser de gran ayuda. Pero aún no se los puede usar en zonas de radiación de rayos gama, ya que pueden estropearse los sensores y circuitos y borrarse los datos de sus archivos, haciendo que dejen de funcionar. Los robots voladores cuestan entre 15.000 y 40.000 euros, y según informa la empresa alemana Microdrones, la demanda de estos aparatos va en aumento.
Autor: Gero Rueter/ Cristina Papaleo
Editor: Pablo Kummetz