ZonaDocu - En el punto de mira del Kremlin - El Báltico, a la sombra de Putin

"Solo hay un enemigo, y ese es Rusia", dice el estonio Ain Tähiste en una frase que deja claro cómo ve la situación. "Letonia, Finlandia, Suecia y en el mar Báltico Polonia, Alemania, Dinamarca", continúa, "todos son amigos, excepto el vecino ruso”. "Es ingenuo creer que Rusia está lejos." Ain Tähiste guía al equipo de reporteros por el Museo Militar de Hiiumaa. Esta isla estonia en el oeste del país estaba cerrada a los turistas bajo el dominio soviético porque era estratégicamente importante para Moscú en el mar Báltico. Con el inicio de la guerra de agresión rusa en Ucrania, Estonia ha retirado del espacio público antiguos monumentos soviéticos, desterrando algunos a los museos. "La Unión Soviética ocupó Estonia en 1940", explica Ain. "¿Debemos seguir honrando a las tropas que nos ocuparon? No, ya era hora de cambiar eso". Matthias Merelaine, de 22 años, es de Tallin y no vivió la época soviética. Sin embargo, le preocupa la posibilidad de que Rusia vuelva a los estados bálticos. "Estaríamos dispuestos", dice en la playa al atardecer, en un ambiente festivo, "para ir al frente con un arma en la mano, combatir al enemigo y defender nuestra patria." En los países bálticos están en auge las milicias patrióticas, también en Lituania. Paulus Jurkus, hijo de un pescador de Klaipėda, el mayor puerto de Lituania cercano al enclave ruso de Kaliningrado dice que no huiría. La nueva aversión hacia los rusos también está muy presente en Letonia. Lauris Aleksevejs es un chef de renombre en el tradicional balneario letón de Jurmala. Los rusos solían acudir a su restaurante. Las pérdidas de ingresos han sido significativas desde que Letonia cerró sus fronteras a los rusos. A pesar de esto, su corazón letón rechaza hacer negocios con ese viejo y renovado enemigo.