Violencia juvenil en la era digital
22 de junio de 2007Las estadísticas sobre violencia juvenil en Alemania causan impacto a primera vista: en 2006 se registraron 35.000 casos de lesiones graves en riñas juveniles. Muchas veces, el escenario es el patio de la escuela. En Berlín, el número de hechos de violencia se incrementó en 2006 en un 75% con respecto al año anterior. Las autoridades mencionaron la cifra de 1.500 ataques. Los expertos matizan, indicando que el aumento estadístico obedece, en parte, a que ahora se denuncia cada hecho de esta naturaleza: aún así, nadie niega la seriedad de la situación.
Maestros golpeados
El fenómeno, sin embargo, no queda circunscrito a enfrentamientos entre jóvenes. Cada vez son más los maestros que se convierten en blanco de agresiones físicas de sus alumnos. El año escolar berlinés registró nada menos que 374 ataques directos contra personal docente. Entre ellos hubo varios casos que llamaron la atención de la opinión pública alemana. Por ejemplo, el de un maestro de 54 años que fue golpeado por un chico y terminó en el hospital.
No se trata de un hecho único. En el barrio berlinés de Tempelhof, chicos de 14 y 15 años asaltaron una escuela, intimidaron con una varilla de acero a una maestra y le robaron la cartera, para luego darse a la fuga. Y suma y sigue: el año pasado, una profesora de 62 años sufrió una golpiza y tuvo que ser hospitalizada con una fractura de mandíbula. El agresor fue un niño de 12 años.
"Mobbing" digital
También la violencia sicológica de que son víctimas no pocos maestros ha alcanzado una nueva dimensión, gracias a la tecnología. Las cámaras de foto y videos de que están provistos los celulares se convierten en armas que los alumnos utilizan para denigrar a sus profesores. Una foto en pose ridícula o un video que los muestra en situaciones bochornosas, colocado en un portal de internet, basta para hacer escarnio público de aquel que por algún motivo se granjeó la antipatía de los alumnos.
Otra variante consiste en hacer circular por internet fotos trucadas, a veces de corte pornográfico, con un montaje de la cara del docente en cuestión. Con el mismo recurso se simulan ejecuciones virtuales del afectado, u otros horrores por el estilo. Las autoridades políticas prometen no abandonar a su suerte a los maestros, pero aún no se vislumbra una solución concreta al creciente problema del ''mobbing'' digital, que amenaza con convertirse en un deporte para niños de cada vez más corta edad.