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La desventaja es que con la instalación de software externo se pierde la garantía del fabricante del móvil.
No es de última generación, pero aún funciona. En realidad no habría motivos para cambiar de aparato, pero los nuevos programas no funcionan, porque el sistema operativo está anticuado y el fabricante ya no lo actualiza. Es una táctica para obligar a los clientes a comprar teléfonos nuevos. Pero se ha topado con el ingenio de algunos particulares que han desarrollado sistemas operativos alternativos: los así llamados Custom-ROMs. El más popular es el CyanogenMod, que tiene un diseño minimalista y elegante. Ya se ha instalado en casi 3 millones de aparatos.