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Ungers: el arquitecto de las formas cuadradas

Arancha Bocio Sierra12 de julio de 2006

Oswald Mathias Ungers, reconocido mundialmente, se destaca por su predilección por el cuadrado. Hoy cumple 80 años y aún sigue construyendo.

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Oswald Mathias Ungers,arquitecto mundialmente reconocidoImagen: picture-alliance / dpa

Todo comenzó cuando Ungers al terminar sus estudios de arquitectura, fundó su propia oficina de arquitectura. A partir de ese momento, diseñó todo tipo de edificios, complementándolos con su otra pasión, la enseñanza. Fue profesor en distintas universidades como la Technische Universität de Berlín y la Cornell University de Ithaka en el Estado de Nueva York. Frecuentemente, toma parte en concursos, como por ejemplo, en la reestructuración arquitectónica del barrio berlinés "Tiergarten" (1973) o en la nueva construcción del museo Wallraff-Richartz en Colonia (1975).

Su concepción arquitectónica

La forma ideal y completa en su concepto de arquitectura es el cuadrado. Por eso, Ungers se orienta en las obras del maestro italiano Andrea Palladio, el arquitecto francés Ledoux y del prusiano Schinkel.

En Alemania, muchos lo designan como dictador de la forma, tirano del cuadrado: un . Cree en la claridad, la pureza, la simetría; palabras que en su boca suenan como un mantra, una invocación. La unidad en la pluralidad, ese ha sido su sueño.

Ungers, un coleccionista

Además es un apasionado coleccionista de arte antiguo y moderno. Ama el rotundo minimalismo, lo desnudo, lo esencial.

Los proyectos del arquitecto alemán destacan por su originalidad que logran la aprobación de críticos internacionales. Sus tareas de planificación abarcan la construcción de administraciones, edificios, industrias y museos y otros proyectos de gran envergadura como planos de ciudades. Incluso, diseñó también una escultura, un cubo que se bastaba por sí mismo, que nada enseñaba y nada quería explicar, que sólo es lo que es: el ideal al que también aspiran sus casas.

El museo Wallraff-Richartz

Inaugurado en el 2001, este museo aloja obras de arte que van desde la Edad Media, pasando por el Barroco y culminando en el siglo XIX. La ampliación realizada en él, no se trata sólo de una de las más bellas y exitosas en la construcción de museos en Alemania, sino de una de las más perfectas.