Una "pausa de reflexión" para Europa
16 de junio de 2005Un proceso de reflexión para "reconciliar a los ciudadanos con el proyecto europeo" es lo que desea impulsar el presidente francés, Jacques Chirac, en la cumbre iniciada este jueves en Bruselas. En vista de que nadie espera que esta reunión encuentre realmente la receta salvadora para superar la crisis precipitada por el rechazo franco-holandés a la Constitución de la UE, el gobernante galo también se puso el parche antes de la herida, proponiendo una cumbre especial sobre el futuro de Europa. Y vaya que sí haría falta un debate amplio para determinar qué rumbo ha de tomar el ambicioso sueño de la integración continental. La política del avestruz no pude resultar efectiva para resolver el dilema.
Popularidad en picada
En consecuencia, se fueron sumando las voces a favor de hacer un alto en el camino. El primer ministro de la República Checa, Jiri Paroubek, se pronunció a favor de aplazar la ratificación, al igual que su homólogo Anders Fogh Rasmussen, de Dinamarca, donde estaba previsto realizar un referéndum el 27 de septiembre. Muy probablemente sea esa la opción más sensata, en vista de que la Unión Europea no ha ganado popularidad en los últimos días, sino todo lo contrario.
Incluso en Alemania han ido bajando los bonos de la Constitución comunitaria, pese a que la ratificación parlamentaria ya se ha consumado. Aún falta, eso sí, la firma del presidente federal, quien ha resuelto esperar a que el Tribunal Constitucional resuelva sobre la queja de un diputado que demanda un referéndum al respecto. Si éste se llevara a cabo, un 44% diría "nein", según una encuesta del instituto Infratest-Dimap. El bando del "sí", en cambio, se ha reducido de un 59% en mayo, a sólo un 42% en la actualidad.
La famosa "rebaja" británica"
La ciudadanía, a todas luces, no está satisfecha con una Unión Europea que ni siquiera se muestra en condiciones de resolver sus diferencias en lo tocante al presupuesto para el período 2007-2013. Pese a la insistencia con que el luxemburgués Jean-Claude Juncker intentó hasta el último minuto salvar la situación, no se vislumbra un acuerdo en la materia que ocupará el viernes a los gobernantes. Por ejemplo, Gran Bretaña se niega a renunciar a la "rebaja" que se le concedió en 1984, en compensación porque ese país no recibe tantas subvenciones agrícolas, y que sus socios consideran anacrónica. La propuesta de Juncker de congelar el monto de esa rebaja en su volumen actual no llegó a convencer a Londres.
Pero Gran Bretaña no es el único que bloquea el entendimiento. También el primer ministro holandés, Jan Peter Balkenende, se mantiene firme en exigir una reducción de las contribuciones de su país al erario de la UE. En su calidad de mayor contribuyente per capita al presupuesto comunitario, Holanda espera una rebaja cercana a los 1.500 millones. La última propuesta de acuerdo le reportaría sólo la mitad de esa suma. Así las cosas, el optimismo escasea en Bruselas. Y, a falta de mejores noticias, habrá que tomar en serio el llamado a la reflexión, ojalá también en las cúpulas comunitarias.