Un trabajo vital en pleno desierto blanco
Apenas cuatro personas trabajan en las instalaciones de la Estación Alemana de Recepción Antártica (GARS). La soledad y el frío pueden desmoralizar a cualquiera, pero el paisaje que la rodea entusiasma y encanta.
Una antena muy especial
La antena de la Estación Alemana de Recepción Antártica (GARS), que monitorea el paso de los satélites TerraSAR-X y TanDEM-X, fue construida íntegramente en Alemania y montada pieza por pieza en la Antártida. Está diseñada para soportar ventiscas de hasta 300 kilómetros por hora.
Sin distraerse ni un segundo
Actualmente orbitan alrededor del planeta más de 3500 satélites artificiales, pero el Dr. Robert Metzig controla desde su oficina en la Antártida el paso de dos: el TerraSAR-X y el TanDEM-X. La información llega segundo a segundo, de ahí que la concentración juegue un rol vital.
Testigos desde el espacio
Esta imagen muestra la erupción del volcán Calbuco, en Chile, ocurrida en abril de 2015. Gracias a los datos satelitales aportados por el centro alemán, las autoridades chilenas pudieron conocer mejor la fase eruptiva del cráter y reaccionar en consecuencia.
Vigilando los incendios
La estación alemana monitoreó en 2012 uno de los más extensos incendios forestales ocurridos en Chile, en el parque nacional Torres del Paine. En los incendios de comienzos de 2017, los datos aportados por los científicos germanos también ayudaron a las autoridades del país sudamericano.
Chilenos y alemanes, juntos en la Antártida
El centro de investigación polar alemán, GARS, nació en 1991 y su objetivo es el envío y recepción de datos de satélites que orbitan alrededor del planeta. Está a escasos metros de una base chilena.
Un paisaje privilegiado
Paisajes bellos, pero solitarios. No es fácil estar lejos de la patria. Desde Alemania, y en línea recta hacia la Antártida, hay más de 14 mil kilómetros de distancia. Hay que tener un temple de acero para soportar las largas estadías en el continente blanco.