''Un mal día''
20 de noviembre de 2008El de anoche no fue un partido normal, entre Alemania e Inglaterra. Los entrenadores Fabio Capello y Joachim Löw utilizaron todo el margen posible para realizar experimentos que, al final, dieron como resultado una victoria de 2 a 1 a favor de los británicos.
La selección de Capello venía mermada por las lesiones; la de Löw, por los conflictos internos y, sobre todo, por las turbulencias de una transición generacional que no está resultándole fácil al técnico germano.
Bautizo de fuego
Lo sucedido ayer en Berlín fue un auténtico bautizo de fuego para muchos de los jóvenes a los que Löw es ha dado una oportunidad. En especial, esto es cierto para el portero René Adler, cuyos nervios se vieron sometidos al límite a raíz de su intervención, aparentemente fallida, en el primer gol inglés.
Se discute si en efecto fue una pifia. Pero toda la elegancia de la que a veces son capaces los comentaristas germanos surgió cuando el locutor en turno describió la situación así: “El fútbol también consiste en momentos dolorosos. Y a René Adler le tocó hoy vivir el primero como guardavallas de la selección”. Precisión alemana al máximo, en esta justa apreciación.
Para el segundo tiempo ingresó Tim Wiese, del Werder Bremen. Le tocó recibir el gol de la derrota y además verse en serias dificultades merced a la velocidad de los atacantes ingleses. Sin duda, el encuentro será una experiencia formativa fundamental para ambos porteros.
Casi lo mismo puede decirse para la muy joven media cancha, sobre todo en el caso de Simon Rolfes, de Leverkusen, Jermaine Jones, de Schalke 04, y Piotr Trochowski, de Hamburgo. Ninguno de ellos pudo impulsar al equipo germano hacia grandes ofensivas o siquiera hacia un juego consistente. Marko Marin, de Mönchengladbach, tampoco logró hacerse notar en su cuarto partido como seleccionado, a sus 19 años de edad.
‘'Un mal día''
Löw habló de “un mal día”. La prensa aventura la tesis de que “ahora el entrenador tendrá palabras amables para Ballack y Frings”. Pero no todo fue negativo en este partido amistoso.
Para los alemanes es una gran noticia, por ejemplo, el desarrollo del joven delantero Patrick Helmes. En su noveno encuentro como seleccionado, fue la figura más destacada de una delantera por la que circularon, además de él, Miro Klose, Lukas Podolski y Mario Gomez. En el gol alemán, Helmes exhibió movilidad, velocidad, hambre de gol y sangre fría, atributos que no siempre están presentes en la ofensiva del seleccionado alemán.
Es cierto que recibió ayuda de Carson, pero la jugada es inequívoca: Helmes la decidió por unos cuantos centímetros al robar el balón.
También debe decirse que Löw no contó con Philip Lahm, que en semanas recientes ha pasado por un excelente momento en el Bayern München.
Dos reproches
Hay pues, si acaso, lugar para dos reproches. Uno recaería en el sector defensivo central. Per Mertesacker parece atravesar por una crisis de desempeño y, en un jugador de importancia capital, esto tiene consecuencias inmediatas (lo vimos también en el gol que Colonia le hizo a Werder Bremen el domingo anterior).
El otro futbolista a quien se puede señalar por bajo desempeño fue Heiko Westermann, normalmente convertido en una rápida e imparable locomotora que ayer, sin embargo, careció de presencia.
En resumen, no hay que exagerar. Quedó en claro, por la cantidad de cambios realizados, que Joachim Löw deseaba darle la oportunidad a cuantos jóvenes pudiera, en este encuentro amistoso y poco relevante. Se perdió en el marcador. Pero se ganó, y mucho, en la planeación a largo plazo. En el fútbol, saber qué hacer con una derrota es tan importante como llevar el balón cosido al pie.