La pausa involuntaria de Grosskreutz
9 de octubre de 2014De acuerdo a la explicación oficial de Joachim Löw, dejar por fuera del equipo nacional a Kevin Grosskreutz fue ante todo una decisión a favor del Dortmund que el seleccionador consultó con el entrenador Jürgen Klopp. “Ambos nos pusimos de acuerdo muy rápido en que lo mejor para Kevin era permitirle aprovechar este tiempo para que entrene individualmente y se ponga a tono para ayudar más al club”, contó Löw en una entrevista con la Federación Alemana de Fútbol (DFB).
Un favor curioso
La versión de Löw se entendería mejor si Grosskreutz estuviera lesionado, recuperándose de alguna operación, o estuviera fuera de ritmo de competencia. Pero ninguna de estas situaciones se le puede atribuir a un jugador que está sano y que con una única excepción, la final de la Supercopa Alemana, ha formado con el Dortmund en todos los partidos oficiales de la temporada.
En lo que va corrido del año Kevin Grosskreutz se ha convertido en una de las piezas más regulares del equipo del entrenador Jürgen Klopp y por ello ha jugado un total de 647 minutos, muchos más que los que suman varios compañeros suyos en la selección alemana que si fueron llamados a disputar los partidos de la eliminatoria a la Eurocopa 2016 contra Polonia e Irlanda. Para citar solo un par de ejemplos, Grosskreutz ha jugado apenas 35 minutos menos que la superestrella del Bayern Mario Götze (682), y muchos más que Julian Draxler del Schalke (582) o Lukas Podolski en el Arsenal (143).
“Conocemos la carga que tienen nuestros jugadores y los intereses de los clubes”, explicó Löw la exclusión de Grosskreutz, y agregó: “Cuando regrese de nuevo a la convocatoria entonces la selección se beneficiará de su pausa”. Lo que queda como incógnita no es solo cuándo volverá el futbolista del Dortmund al equipo nacional, sino si alguna vez él de verdad va a volver a vestir el uniforme del campeón del mundo.
El segundo pie afuera
Esta es ya la segunda ocasión en la que el jugador insignia del Dortmund tiene un pie fuera de la selección, con la que sin haber jugado ni un solo minuto se coronó campeón del Mundial 2014. Kevin Grosskreutz viajó a Brasil tras reintegrarse al grupo de futbolistas bajo las órdenes de Joachim Löw luego de una ausencia de poco más de dos temporadas completas. La oportunidad de volver se presentó ante todo como fruto de la emergencia alemana en la defensa antes del evento en Sudamérica.
Löw ha elogiado repetidamente a Grosskreutz como uno de sus jugadores de mayor “inteligencia táctica” cuyas características le permiten “ocupar casi cualquier posición en el equipo”. Esa versatilidad le abrió un cupo en el Mundial 2014, siendo una opción siempre a mano para suplir cualquier baja en la selección. En Brasil, sin embargo, no llegó a pisar la cancha, aunque la prensa alemana llenó varias páginas con historias suyas.
Antes de conocerse la convocatoria definitiva de Alemania al Mundial, se supo que Grosskreutz había protagonizado un bochornoso incidente en un hotel de Berlín luego de la final de la Copa Alemana entre Dortmund y Bayern. El jugador, pasado de copas, se enfrentó a un par de huéspedes y orinó en la recepción.
El incidente no le costó la participación en el Mundial, pero tampoco mejoró la imagen que le acompaña. De él se dice que es temperamental, impulsivo, obstinado, respondón, ordinario y mal educado. Löw lo ha excusado diciendo que sus explosivas y penosas apariciones públicas, entre las que también se incluye el haberle lanzado un kebab en el rostro a un aficionado, son fruto del “ímpetu de juventud”.
En la selección este “impetuoso joven” no ha logrado asumir un papel mucho más allá del de un “comodín” que hasta ahora no se ha necesitado. Teniendo en cuenta esto, su carácter, y la pretensión del entrenador Joachim Löw de dotar por fin a Alemania de una defensa solida y no una de remiendos, luce complicado un segundo regreso al equipo alemán de Kevin Grosskreutz, un campeón del mundo que tendrá que tomar un descanso involuntario.