Incierto camino de Grupo de Contacto de la UE para Venezuela
6 de marzo de 2019Para cuando el Grupo de Contacto Internacional se encuentre, a nivel ministerial, en algún país de América Latina a finales de marzo, nadie puede prever cuánto habrá cambiado el convulso e incierto panorama en el país y la región. Miembros de esta instancia negociadora -liderada por la Unión Europea y Uruguay- son Costa Rica, Ecuador, Francia, España, Italia, Holanda, Portugal, Reino Unido, Suecia y Alemania. Pero el embajador alemán en Venezuela acaba de ser declarado persona non grata, acusado de "acciones injerencistas".
Si bien el gobierno venezolano se declara dispuesto a "mantener una relación de respeto y cooperación con todos los países de Europa”, no permitirá acciones de representantes diplomáticos que impliquen una intromisión en asuntos de Venezuela, dice el comunicado de esa cancillería.
Como fuere, la intención de ese Grupo de Contacto Internacional es la búsqueda de caminos que puedan llevar a una salida pacífica negociada. Su mandato es claro: establecer las garantías necesarias para un proceso electoral creíble en el menor tiempo posible y permitir la entrada de asistencia humanitaria de acuerdo a principios internacionales.
Creado en Montevideo el 7 de febrero, una primera misión técnica se desplazó al país entre el 20 y el 21 de febrero y mantuvo conversaciones con actores del gobierno, de la oposición, de organizaciones de la sociedad civil. Poco antes de eso, a un grupo de diputados del grupo conservador del Parlamento Europeo, que no iban en misión oficial, se les impidió la entrada al país.
El recibimiento en el aeropuerto de Juan Guaidó –que volvió este 4 de marzo a Venezuela, después del fallido intento de hacer pasar la ayuda humanitaria el 23 de febrero- por parte de representantes diplomáticos desbordó al régimen de Caracas. Aunque de Europa estuvieron en el recibimiento en el aeropuerto, los embajadores de Alemania, Francia, Holanda, Portugal, Rumania y España, por lo pronto, la medida sólo afecta al diplomático de Berlín. En cualquier caso, el apoyo de Alemania y Europa a Guaidó, así la cancillería alemana, es inquebrantable. En cualquier caso, los 28 ministros discutirán esta semana en Bruselas los pasos a seguir, informan fuentes diplomáticas.
¿Punto de inflexión?
Aplacada por un momento la amenaza de intervención armada, una vía que Europa desaprueba, el momento actual representa un renovado desafío para su diplomacia y sus mecanismos de presión. "Es realmente importante que tantos países pongan ahora presión sobre Caracas. Y que haya varios grupos, que no sea sólo el Grupo de Lima alineado con un Estados Unidos demasiado agresivo. Es bueno que la UE esté intentando posicionarse de manera diferente que Washington”, explica a DW Pawel Zerka, analista del think tank European Council on Foreign Relations (ECFR).
"Que Nicolás Maduro haya logrado la victoria de detener la ayuda humanitaria de Estados Unidos en sus fronteras fue una demostración de que una transición en Venezuela no va a ser fácil. Y que en realidad la luna de miel para Guaidó acabó”, dice Zerka.
En esta situación, "Guaidó y su equipo va a tener que hablar con Maduro y su equipo. Y para que esas conversaciones sean legitimadas será importante contar con actores internacionales que no se hayan comprometido apoyando a Guaidó unilateralmente o que hayan sido de la idea de apelar a fuerzas foráneas para intervenir en Venezuela”, agrega.
Entre la flexibilidad y la incoherencia
Aunque 21 de los 28 Estados miembro de la UE han reconocido a Guaidó como "presidente interino”, la UE como tal no lo ha hecho. El voto unánime requerido para una decisión de este tipo no se logró. Italia y Grecia, pero también Eslovaquia, Rumania, Malta y Chipre no han querido dar el paso, por diversos motivos.
Según fuentes oficiales venezolanas, la posición europea denota falta de coherencia: por un lado afirmar que se apoya el diálogo y por otro reconocer a un autoproclamado presidente. Por otro lado, subrayan lo sensato del apoyo europeo a la búsqueda de una solución pacífica.
Con todo, en opinión del analista del ECFR, que no haya unanimidad en un primer momento es bueno, pues le permite a la UE moverse por diferentes pistas. "Trata con flexibilidad la política exterior de sus miembros y puede actuar separadamente. Puede ser un valor añadido”, opina. En el caso de que haya que optar por avanzar en las sanciones, la unanimidad del Consejo sí sería ineludible.
No obstante, "aunque es importante para la política exterior europea posicionarse en la crisis venezolana, no creo que la UE vaya a ser decisiva en esto. Lo más importante será la presión que venga de la región y de la situación dentro del país”, dice Zerka. "En cualquier caso, sí que el Grupo de Contacto Internacional podría ser fuente de legitimidad para una transición negociada, en caso de que esa opción se presente”, concluye.
(jov)
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