Turquía se acerca a los países árabes: ¿de rivales a socios?
12 de mayo de 2021Primero el Cairo, luego Riad. La diplomacia turca trabaja a toda máquina por estos días. El objetivo de los mediadores es lograr un nuevo fundamento para las relaciones, muy tensas en los últimos tiempos, con algunos países árabes, en primer lugar, con Arabia Saudita y Egipto. El vínculo con ambos Estados se había congelado en años pasados a raíz de una serie controversias.
Dado que Turquía mantiene una relación más bien complicada con la Unión Europea debido a una cantidad de temas polémicos, como los derechos humanos, la disputa acerca de las reservas de gas en el Mediterráneo y los refugiados, también se encuentra, en general, bastante aislada de la comunidad internacional.
Al apuntar hacia los países árabes, Turquía intenta, sobre todo, dejar de ser vista como un socio obstinado y difícil, explica a DW John Sfakianakis, director de investigación del Gulf Research Center de Riad, con sede en Londres. Pero duda de que la nueva iniciativa conduzca a unas mejores relaciones: "Los contactos parecen ser los primeros intentos. Pero no creo que las relaciones económicas y diplomáticas mejoren sustancialmente”.
Conversaciones con Arabia Saudita
Al menos sí hay disposición al diálogo: el ministro turco de Exteriores, Mevlut Cavusoglu, viajó a Arabia Saudita a principios de esta semana para comenzar las conversaciones. Temas no faltan. En estos días, un asunto por demás importante serán las diferentes posturas hacia Israel. El conflicto actual entre Israel y Hamás afecta las relaciones entre aquellos países árabes que, como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos (EAU), buscan un nuevo horizonte en las relaciones con Israel.
Arabia Saudita trabaja desde hace años tras bastidores para mejorar sus nexos con Israel. Turquía, por el contrario, se manifiesta vehemente en contra de esas tendencias a normalizar las relaciones. Es por eso que Riad, cuya diplomacia es tradicionalmente discreta, se ve ahora bajo presión.
Las posiciones difieren también en otras áreas. Cuando Arabia Saudita y sus aliados -entre otros, Egipto y los EAU- comenzaron en el verano boreal de 2017 un boicot contra Catar, que ya terminó, Turquía apoyó al emirato, también a través del envío de alimentos. Lo que une a Turquía y Catar es, principalmente, su buena relación con los Hermanos Musulmanes, cuya interpretación social revolucionaria del islam es un asunto espinoso para Arabia Saudita. En noviembre pasado, el Consejo Religioso Saudí, afiliado a la cúpula estatal en Riad, calificó a los Hermanos Musulmanes de "organización terrorista”.
No en último término, el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi, en octubre de 2018 en el consulado saudí en Estambul, sigue siendo un lastre para las relaciones entre ambos países.
La magnitud del disgusto de Arabia Saudita con Turquía se revela, además de en el boicot, también en el hecho de que el reino saudí anunció en abril que quería cerrar una cantidad de escuelas turcas.
"Desde que Biden se convirtió en presidente de EE. UU., Turquía ha estado dando señales del inicio de una reconciliación para reducir las tensiones, pero es un paso para salir de la debilidad que muestra el fracaso de Erdogan en el logro de sus objetivos en el Medio Oriente", dijo a DW Fadi Hakura, miembro consultor y jefe del Proyecto Turquía en el centro de estudios Chatham House, con sede en Londres.
En general, Turquía actúa desde una posición de debilidad, explica Fadi Hakura. Por ejemplo, porque está rezagada en los intentos de reacercamiento de los países árabes entre ellos. "Debido a ese acercamiento, el rumbo político de Turquía resulta superfluo. Hasta hace poco podía beneficiarse de las tensiones en el Golfo, pero ahora eso ya no es posible”.
Señales amistosas hacia Egipto
Aparentemente, Turquía también quiere crear una nueva base para sus relaciones con Egipto, un estrecho aliado de Arabia Saudita, luego de años de congelamiento. En 2013, el gobierno turco había criticado duramente el golpe de estado contra el expresidente egipcio Mohammed Mursi, que provenía de las filas de los Hermanos Musulmanes. Mursi fue derrocado por el ejército egipcio y desde 2014 Abdelfatah Al Sisi es presidente. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, señaló el viernes 7 de mayo de 2021 que su país quería fortalecer la "histórica” amistad con Egipto. El anuncio siguió a conversaciones directas entre altos representantes diplomáticos de ambos países.
"Egipto ha tenido mucho cuidado de mantener las disputas bilaterales fuera de su relación económica con Turquía", aclaró Hakura. En otras palabras, los principales actores de la región han tratado de separar las relaciones económicas de las disputas políticas, lo que puede verse en la popularidad de las telenovelas turcas y en la importación de productos turcos, como muebles o productos sanitarios, entre otros, pañales. "Los productos de consumo turcos se perciben de forma positiva debido a los controles de calidad de la UE”, añadió.
A pesar de la reciente reunión, el gobierno egipcio ha acusado repetidamente a Ankara de seguir un curso de política exterior "neootomana" basado en políticas de poder.
Es poco probable que ese curso cambie, dice John Sfakianakis, del Centro de Investigación del Golfo en Riad. "El estilo neootomano es propio de Erdogan. Esto se puede observar en el simbolismo que reviste la conversión de la basílica de Santa Sofía en una mezquita. No está dispuesto a alejarse de ese estilo", subraya el experto.
Libia y Turquía
Más significativas que las relaciones bilaterales de Egipto y Turquía son las diferentes posiciones de esos países con respecto al conflicto libio. Durante años, ambos han estado en lados opuestos. El Cairo está particularmente resentido por el respaldo de Turquía a Fayez Al Sarraj, ex primer ministro del "Gobierno de Acuerdo Nacional", que incluye fuerzas islamistas. Esa fue una de las principales razones por las que el gobierno de Al Sisi apoya al gobierno rival en Tobruk.
Durante una visita a Libia, a principios de mayo, el ministro de Relaciones Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, intentó legitimar la presencia de tropas turcas en Libia señalando que el ex primer ministro libio Al-Sarraj las había solicitado.
Sin embargo, el argumento más fuerte de Turquía para permanecer en Libia se basa en la disputa sobre el uso de los derechos del gas en el Mediterráneo oriental, en la que actualmente está involucrada con varios estados costeros, incluido Egipto.
Mientras Turquía mantenga este rumbo, es poco probable que sean posibles mejoras fundamentales en las relaciones, dice John Sfakianakis del Centro de Investigación del Golfo. Sin embargo, todas las partes deben ser conscientes de que su acercamiento también traerá ventajas. Y, sin embargo, según Sfakianakis, "es dudoso que Turquía esté lista para una reorientación consecuente de su política".
(cp/ers)