Entusiasmo sin fronteras
17 de agosto de 2012Cavar la tierra, quitar restos de hormigón, arrastrar pesados ladrillos y pintar el muro del jardín… Un trabajo agotador comparado con el dulce placer de pasar las vacaciones en la playa o en la piscina. Pero eso es justo lo que los jóvenes han elegido. “Es un trabajo físico pesado”, cuenta la española Elena. “Al mismo tiempo es muy motivador. Al final del día has logrado algo, te sientes bien.”
Elena es una de los once jóvenes que apoyan con su esfuerzo a la Asociación de Familias y Parejas Binacionales (IAF), una organización que se dedica a luchar contra la cotidiana discriminación de inmigrantes. La asociación, que está situada cerca del encantador casco antiguo de Bonn, dispone de un jardín, aún poco utilizado. Con su embellecimiento, los voluntarios crean la base para un futuro lugar de encuentro, tanto para personas con trasfondo migratorio como para familias del barrio.
Encontrar nuevos roles
“Los voluntarios son una gran ayuda”, destaca uno de los líderes del equipo, Achim König. “En vista de un presupuesto limitado sería difícil realizar este proyecto sin ellos. Al mismo tiempo, es una experiencia interesante que los enriquece. Tienen la posibilidad de encontrar un nuevo rol, reflexionando al mismo tiempo sobre lo que hacían en su país natal.”
Los jóvenes, que tienen entre 18 y 37 años, comparten experiencias al conocer una nueva ciudad y su cultura. Viven juntos, duermen en un gran desván, y en las noches cocinan especialidades culinarias de sus respectivos países. El trabajo diario los une tanto como el orgullo al final de día por haber logrado algo. “Es muy bonito compartir todo eso”, cuenta la española.
El proyecto es solo uno de varios campos de trabajo, todos ellos creados por la organización de servicio civil internacional SCI. Los futuros voluntarios pueden elegir entre más de 90 países en Europa, África, Asia y Latinoamérica. Los campos de trabajo en Alemania son muy populares, como cuenta Achim König: “Existe un gran interés en la lengua y la cultura alemana.”
Un buen sentimiento
Los voluntarios trabajan seis horas por día. A veces se detienen a contemplar el jardín. La tierra está revuelta, piedras y gravas se apilan al borde de los canteros. Aún queda mucho para hacer. Los jóvenes están cansados, les duele el cuerpo y todavía les queda una semana más de trabajo. Sin embargo, el trabajo les sienta bien.
Autora: Julia Luhnau
Editora: Cristina Papaleo