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SPD en caída libre

17 de noviembre de 2002

Nunca en la historia política de la posguerra alemana un partido político había perdido el apoyo y simpatía del pueblo que lo eligió en tan poco tiempo como el Partido Social Demócrata y el canciller Gerhard Schröder.

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El Canciller alemán, Gerhard Schröder, tiene poco de que reir.Imagen: AP

Sólo ocho semanas después de que resultaran ganadores en las elecciones generales del 22 de septiembre pasado, el Partido Social Demócrata, SPD, y los Verdes, enfrentan un creciente descontento por parte del electorado alemán. Según las más recientes encuestas realizadas por diversos institutos demoscópicos, casi dos terceras partes de la población acusan al gobierno de haber realizado falsas promesas durante su campaña electoral.

Promesas incumplidas

Su acusación se concentra específicamente en la promesa preelectoral del canciller Schröder en el sentido de que no se realizarían incrementos de impuestos. Sin embargo la semana pasada el gobierno aprobó el incrementó tanto de impuestos como de contribuciones. El descontento no sólo impera entre los electores, sino entre los mismos integrantes del gobierno y la oposición. Según una encuesta encargada por la agencia de noticias alemana DPA, el 33% de los integrantes del SPD están descontentos con su propio gobierno y un 43% de los verdes. A la luz de estas cifras no sorprende que lo estén también el 90% de los representantes de los partidos de oposición.

Reputación dañada

La reputación del canciller Gerhard Schröder se ve dañada por la creencia generalizada de que el gobierno sabía sobre el mal estado del fisco alemán desde antes de las elecciones, pero mantuvo la información en secreto. La Unión Cristiano Demócrata, principal partido de oposición, se plantea pedir una investigación parlamentaria sobre la presunta 'mentira electoral' del gobierno. Tanto la CDU como muchos de los alemanes creen que Gerhard Schröder y el ministro de Finanzas, Hans Eichel, tenían conocimiento de la verdadera situación fiscal antes de las elecciones. Sin embargo Eichel, no reconoció sino hasta después de las elecciones que el déficit público en Alemania superaría en el 2002 el 3% del PIB, el límite fijado por el tratado de Maastricht.

Demasiado tarde

La caída de aceptación del gobierno es proporcional al sentimiento de la población sobre su situación personal. El 62% de los ciudadanos alemanes creen que su situación personal ha empeorado con respecto al año anterior. Muchos de ellos han perdido la confianza en el gobierno. El 26% de los alemanes cree que sólo la CDU está en posibilidad de enfrentar los problemas que aquejan a Alemania, mientras que ya sólo un 15% cree que lo puede hacer el SPD.