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Solidaridad internacional con la superpotencia

Emilia Rojas3 de septiembre de 2005

Los serios problemas de coordinación y la ineficacia en la ayuda inmediata a los damnificados del huracán Katrina demuestran que también Estados Unidos necesita ayuda. Y el mundo está dispuesto a brindarla.

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La patrullas militares llegan por fin a Nueva Orleans.Imagen: AP

Las dimensiones de la catástrofe exceden incluso las peores previsiones. El caos y la violencia que se desataron en Nueva Orleans se suman al espanto de la devastación dejada por el huracán Katrina. El recuento de las víctimas fatales recién comienza, pero desde ya se estima que serán miles. Los daños materiales podrían ascender a unos 100 mil millones de dólares. Y el mundo contempla, con una mezcla de espanto y asombro, cómo la superpotencia se ve superada por un desastre natural que ha puesto de manifiesto también hondas fisuras en la sociedad de Estados Unidos, sacando a la luz los problemas sociales de las regiones del sur.

El aporte de Alemania

Más allá del impacto político y económico que tiene esta hecatombe estadounidense, prevalece el de la tragedia humana. Es la hora de la solidaridad internacional. Y la disposición a ayudar va más allá de satisfacer el pedido de lanzar al mercado parte de las reservas petroleras, al que han accedido ya 26 países. Alemania, Francia, Gran Bretaña y otras naciones europeas han ofrecido también apoyo logístico y de otras índoles.

En el caso de Alemania, ese apoyo se traducirá en lo inmediato en el envío de un equipo de la organización de Ayuda Técnica, que ha de velar porque la asistencia que requiera Estados Unidos pueda ponerse en marcha sin dilaciones. Según explicó el canciller Gerhard Schröder, se piensa, por ejemplo, en colaborar en la evacuación con el avión-hospital Mevac, del ejército alemán, y en enviar equipos de vacunación, medicamentos y especialistas en depuración de aguas. Todavía falta definir con más precisión cuáles son las principales necesidades que paliar con ayuda germana, lo cual se hará en un encuentro que se realizará el domingo con el embajador estadounidense en Berlín.

Huellas más allá de la región afectada

Australia, por su parte, anunció el envío de más de 6 millones de dólares para la Cruz Roja Estadounidense, mientras Japón prometió 500 mil dólares. También países más pobres, como Sri Lanka, han ofrecido su cooperación. E incluso acérrimos adversarios del presidente Bush, como los gobernantes de La Habana y Caracas, han hecho lo propio. Aunque algunos lo consideren una provocación y una burla, lo cierto es que en rigor no han hecho más que sumarse a la corriente humanitaria.

Estados Unidos, ciertamente, no es un país tercermundista. Nadie pone en duda la enormidad de sus recursos. Pero el país está actualmente en situación de necesitar el respaldo internacional, aunque ello resulte especialmente doloroso para una superpotencia que sufre todo el rigor de su vulnerabilidad. En consecuencia, el huracán Katrina no sólo dejará huellas en Nueva Orleans, Bilox y otras localidades cercanas, sino también en Washington.