Como buen cubano, a Douglas Vistél le encantan el son, la bachata y el merengue, pero la música clásica es lo que más le atrae. Sin ella no puede vivir. Desde Cuba aprendió a tocar el chelo. Ya tiene con el instrumento más de 40 años. Pero cuando se mudó a Berlín, se topó con que todos los chelistas de Europa quieren estar en la capital alemana. "Los mejores están aquí", dice en la entrevista con Pía Castro. Además cuenta que como músico uno siempre es muy solitario. Hay aplausos, se piden autógrafos, pero al final uno siempre se queda solo. Y como un remedio contra eso pero además para poder vivir como músico, decidió abrir junto con su esposa, una pianista alemana, una sala de conciertos provada. Así puede seguir tocando su instrumento y disfrutando de más cerca a la gente que quiere escuchar, como él y su esposa, música clásica. Tschaikovsky, Schumann, Beethoven, Piazzola e incluso una pieza creada por él llamada "Kuban Kitsch", son parte del menú de música que se le peude pedir cuando uno llega a la sala de conciertos en el corazón de Berlín. Y cuenta que mucha gente se toma una pausa en el trabajo para un miniconcierto espontáneo. ¿Ganas de un Tschaikovsky?