SIDA: cifras para abajo
1 de diciembre de 2007En principio es una buena noticia: las cifras de no son tan altas como se ha supuesto hasta ahora. Efectivamente, el “Programa Conjunto de la ONU contra el VIH/SIDA” (UNAIDS) y la Organización Mundial de la Salud (MOS) publicaron el 20 de noviembre nuevas estadísticas acerca de la prevalencia mundial de VIH y SIDA. Ahora estiman que 33,2 millones de seres humanos se hallan actualmente infectados con VIH. En 2006 estimaban que eran 39,5 millones de personas.
Hasta hace poco, en Kenia, en el este de África, había de acuerdo con las estadísticas 2,3 millones de personas infectadas con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Ahora son prácticamente la mitad. En Haití, el número de infectados cayó de 250.000 a menos de 90.000. Pero lo más sorprendente es la reducción de infecciones en la India: hace un mes, los expertos contaban 5,7 millones de personas con el virus en la sangre, hoy son 2,5 millones.
Pero, ¿a qué se debe el ese retroceso del 18 %? De acuerdo con el informe, la reducción de las cifras se debe a un mejor acceso a datos y a una más exacta interpretación epidemiológica, sobre todo en la India. Esa positiva evolución no se debe entonces a que los infectados se hayan curado súbitamente, sino que los datos anteriores se basaban en mediciones poco exactas.
El UNAIDS pronosticaba por ejemplo una explosión de la infección en la India. Una vez que el SIDA traspasara los límites de los grupos de riesgo, la enfermedad se expandiría incontroladamente y acabaría con el prometedor desarrollo del país. Nada de ello ha ocurrido. De los 1.300 millones de indios, cuatro millones están infectados con SIDA, es decir menos del 0,5 por ciento. Afectados están sobre todo los homosexuales y las prostitutas que no practican “safer sex”. Además el pronosticado aumento exponencial de las tasas de infección no se producido. Por el contrario, las cifras se mantienen estables y en algunos lugares incluso disminuyen.
¿Cómo es posible?
¿Cómo es posible que renombradas instituciones operen durante años con cifras erróneas? Uno de esos errores es que se ha trabajado con “cifras cumulativas”: en el registro de los nuevos casos no se cuentan las infecciones en determinado lapso, sino todas hasta ese momento. Ello sugiere la existencia de cifras astronómicas.
Otra fuente de error es que en muchos países, sobre todo de África, por falta de infraestructura, dinero y registros sistemáticos, las cifras se calculan sobre la base de las embarazadas que acuden a consultorios médicos, donde de cualquier manera se les extrae sangre. El porcentaje de embarazadas infectadas con SIDA se extrapoló hasta ahora para toda la población. El problema es que de las cifras de un grupo de población mal se puede deducir la situación en toda la población y que los hospitales se hallan mayormente en las ciudades, donde las tasas de infección son generalmente mayores que en el medio rural.
Los investigadores del SIDA que durante mucho tiempo afirmaron que las cifras de UNAIDS son demasiado altas dicen que la actual revisión es una estrategia de defensa. James Chin, epidemiólogo de la Universidad de Berkeley y hasta 1992 director del departamento de la OMS en Ginebra encargado de realizar pronósticos sobre el SIDA, afirma que probablemente UNAIDS mantenía las cifras altas para mantener la impresión de una crisis
Sin “political correctness”
Su explicación es explosiva: las organizaciones no esclarecieron correctamente no por la preocupación por los enfermos, sino por “corrección política”, interés por recibir dinero y aumentar en lo posible su importancia. Existió una dudosa alianza con Gobiernos africanos, que viven en gran parte de dineros del exterior… y de cifras exageradas, dice Chin. También las ONG contra el SIDA, agrega —y de ellas existen 1300 sólo en Uganda—, tienen interés en mantener las cifras altas.
Geoffrey Garnett, epidemiólogo en el Imperial College de Londres y que desde hace siete años participa en las estimaciones de la ONU sobre prevalencia, no está de acuerdo con esa interpretación: “No creo”, dice, “que detrás de todo ello hubiera intenciones políticas. La reducción de las cifras se debe efectivamente a un mejoramiento en los métodos de nuestras estimaciones.”
En su apoyo sale Leontine Alkema, experta en estadística de la Universidad de Washington, en Seattle: “Incluso con las nuevas cifras, la magnitud de la epidemia es enorme, la ONU no ha tenido necesidad de inflar las cifras.”
No es señal para despreocuparse
Además de la cifras, el nuevo informe de UNAIDS contiene una estimación de cuánto vive una persona no tratada. Hasta ahora se había partido de nueve años. En el nuevo informe se toman como base once años. Ello reduce estadísticamente la estimación de las nuevas infecciones por año. En las estimaciones actuales se parte de que las nuevas infecciones alcanzaron su cenit a fines de los años 90, con más de tres millones por año. En el 2007 se calculan en 2,5 millones. “Ahora tenemos una visión mucho más clara de la pandemia”, dice Garnett. Y agrega: “Ese mejor conocimiento ayuda para tomas las medidas preventivas adecuadas. Ahora sabemos mucho mejor dónde debemos actuar particularmente: el sur de África y entre los grupos de alto riesgo en Asia.”
Garnett está, sin embargo, preocupado, porque la opinión pública pueda interpretar las nuevas cifras como una señal de que ya no hay que preocuparse por el SIDA. “Ello claramente no es así”, dice, “aunque en algunos casos las tasas de infección efectivamente han disminuido, en particular debido a un cambio en el comportamiento”.
Finalmente Chin y Garnett coinciden en que el VIH sigue siendo un problema agudo, particularmente en África. Las nuevas cifras significan que todavía un porcentaje inaceptablemente bajo de la población recibe una terapia. Todavía queda un largo camino por delante.