Seis fraudes que conmovieron al mundo
La tela que cubrió a Cristo, el ser humano clonado, el eslabón perdido... la historia nos ha regalado historias demasiado buenas para ser reales que, bueno, no eran reales.
Santo sudario
Aunque hay sospechas desde hace muchos años sobre la autenticidad de la sábana que supuestamente cubrió los restos de Cristo, recién en 1988 se realizó un estudio que determinó científicamente que la tela había sido pintada en la Edad Media. Esto se vio reforzado por otra investigación publicada en 2018 por Journal of Forensic Sciences que asegura que fue pintado con un pincel en el siglo XIV.
El hombre de Piltdown
Es uno de los mayores fraudes científicos del siglo XX. El paleontólogo aficionado Charles Dawson presentó unos restos presuntamente hallados en Piltdown (Sussex, Reino Unido). La comunidad científica los aceptó como el eslabón perdido, hasta que en 1953 se destapó el fraude: era una falsificación montada con la mandíbula de un orangután, el cráneo de un Homo sapiens y un diente suelto de mono.
Clonación humana
Los señores de la foto son Raël, un periodista francés que dice comunicarse con seres del espacio, y Brigitte Boisselier, una bioquímica "raeliana", o sea seguidora de Raël. Ambos proclamaron en 2003 haber clonado, a la sombra de la empresa Clonaid, a un ser humano, el primero de la historia. La comunidad científica lo tomó con escepticismo. Raël luego confesó que nunca habían clonado a nadie.
Círculos en los campos de trigo
A fines de los 70 del siglo pasado aparecieron en los campos de cultivo de Reino Unido unas extraordinarias obras geométricas. Para muchos, eran prueba de la presencia de extraterrestres. Otros hablaron de vórtices e incluso de mensajes de Gaia. Pero dos jubilados, Doug Bower y Dave Chorley, confesaron el fraude y explicaron ante las cámaras cómo los hacían. Ya tenían imitadores en todo el mundo.
Los protocolos de los sabios de Sion
Este libelo antisemita fue publicado en 1902 en Rusia. Supuestamente transcribe las reuniones de un grupo llamado "Sabios de Sion" que conspiraban para hacerse con el poder mundial. Ha sido usado y es considerado genuino por sectores antisemitas, pero las investigaciones coinciden en que es una falsificación realizada por la policía zarista para justificar los pogromos.
Los diarios de Hitler
En 1983, la revista alemana Stern compró por casi 5 millones de dólares y presentó los diarios de Adolf Hitler. Eran 63 pequeños libros que cubrían el período 1932-1945 que fueron autentificados por historiadores tan reputados como Hugh Trevor-Roper. Pronto una investigación descubrió que se trataba de un fraude escrito por Konrad Kujau, quien fue condenado a 42 meses de prisión por estafa.