Rommel: ¿conspirador o aliado de Hitler?
2 de noviembre de 2012Norte de Francia, 9 de julio de 1944: el oficial Caesar von Hofacker y el marical de campo Erwin Rommel conversan sobre una colina. Hofacker conspira para atentar contra Hitler del 20 de julio de 1944 e intenta ganar a Rommel para la causa: “¿Se arriesgaría por Alemania?” Rommel responde: “Yo ya me arriesgo por Alemania”. Y Hofacker precisa: "Por otra Alemania, bajo otro Gobierno". La escena deja fuera la respuesta de Rommel.
La película vuelve a plantear las preguntas centrales en la vida de famoso general alemán: ¿Qué sabía Rommel del atentado del 20 de julio de 1944? ¿Cuál fue su posición frente a aquellos militares reunidos en torno al conde Claus Schenk von Stauffenberg? Los historiadores lo han discutido durante años. Y los alemanes siguen fascinados hasta hoy por el llamado “zorro del desierto”.
Este 1 de noviembre, la televisora pública ARD transmitió una película sobre los últimos meses de la vida de Rommel. 6,4 millones de televidentes siguieron la trama, una cifra récord esa noche. Y el debate ha vuelto a calentarse. Algunos medios celebran una “pieza documental de alto calibre”, a otros les molesta la exagerada humanización del general. En Facebook los usuarios lo mismo califican al film de “excelente” que lo consideran como “propaganda nazi”.
¿Todo es posible?
¿Es real el Rommel que duda de Hitler, como se muestra en el filme? "Sí, la interpretación que se muestra es posible", asegura Thomas Vogel, colaborador de la Agencia de Investigación de Historia Militar de Postdam. A falta de pruebas, hay muchas interpretaciones posibles de su figura: lo mismo se le podría haber mostrado más negativamente, puesto que “veneró a Hitler por años“, que más positivamente, “mostrando más claramente sus relaciones con la resistencia“, aclara Vogel.
Rommel no participó en el atentado contra Hitler. "Pero los conspiradores en torno a Stauffenberg lo contactaron porque lo consideraban una persona de mente abierta. Numerosas declaraciones indican que Rommel probablemente se hubiese puesto a disposición de los rebeldes tras un atentado exitoso", dice Vogel. Pero, como se conoce, el atentado fracasó y los conspiradores fueron ejecutados. A Rommel se le consideró sospechoso de complicidad y fue obligado a “suicidarse“ con una cápsula de veneno el 14 octubre de 1944.
Del heroísmo a la supuesta complicidad va un largo trecho, pues Rommel había llegado a ser el general preferido de Hitler. La propaganda nazi lo presentó como un estilizado héroe de guerra y genial comandante de la campaña militar alemana contra británicos y estadounidenses en el norte de África. El “suicidio forzado” fue el final de una carrera ejemplar en el Tercer Reich. “Su relación con Hitler fue de una tremenda admiración mutua”, cuenta Thomas Vogel.
Rommel le agradecía a Hitler su meteórico ascenso como el más popular de los soldados del Reich Hitler, por su parte apreciaba a Rommel como oficial y hombre de pueblo. Rommel se puso al servicio de la propaganda nacionalsocialista, sin ninguna preocupación por la dimensión criminal de su ideología, en tiempos en que el exterminio sistemático contra los judíos europeos había avanzado claramente.
Un mito nazi, que sobrevivió en la posguerra
"El cambio de actitud de Rommel hacia Hitler y el nazismo no ocurrió sino hasta en las semanas entre la invasión de Normandía, el 6 de junio y mediados de julio de 1944. ‘Los de allá arriba no juegan limpio’, diría en una conversación. Y, luego de que Hitler se mantuviese obstinado ante la desastrosa situación militar, Rommel decidió capitular bajo su propia responsabilidad en Occidente”, explica desde Stuttgart la historiadora Cornelia Hecht, estudiosa de la figura del mariscal.
Así que Rommel sólo se distanció del régimen una vez que la situación militar comenzó a tornarse evidentemente adversa. Pero, aún así, el mito en torno al general preferido de Hitler sobrevivió a la posguerra. En la República Federal alemana se le honró bautizando con su nombre a los nuevos cuarteles de las nuevas Fuerzas Armadas, la Bundeswehr. Rommel simbolizaba a su supuestamente “limpia” antecesora, la Wehrmacht” y “legitimaba moralmente” a la nueva fuerza, opina Thomas Vogel. Hasta en Inglaterra “se le glorificó como el ‘enemigo ideal’. Eso les permitía a muchos explicar por qué tenido que enfrentarlo durante tanto tiempo en África, al tiempo que daba más valor al triunfo aliado”.
El "zorro del desierto" sigue siendo una figura polémica. Y el más reciente filme provocó controversia incluso antes de su emisión. Para la historiadora Cornelia Hecht, las contradicciones de esta figura refleja asimismo las del comportamiento de muchos alemanes durante el nazismo: “por un lado había una gran fascinación por Hitler y el nacionalsocialismo, por el otro, una indiferencia moral". Al final de la película, dos generales aparecen para escoltar a Rommel a su “suicidio”. El general, devastado, se despide de su mujer y su hijo y parece como si hubiera comprendido que tendrá que asumir su responsabilidad por aliarse a Hitler: "En un cuarto de hora estaré muerto".
Autora: Marie Todeskino /EM
Editor: José Ospina Valencia