Revolucionaria córnea artificial
2 de octubre de 2007Publicidad
Cuando la córnea --la parte externa transparente del ojo, con funciones ópticas-- está dañada, ya sea por un defecto congénito, una enfermedad heredada o una herida accidental, los pacientes peligran quedar ciegos.
Una solución al problema brindan los transplantes de córnea: con un corte circular se quita la parte central de la córnea del paciente, se coloca la nueva del donante y se la cose con un hilo sumamente fino.
El problema: los afectados deben esperar a menudo más de un año. Ello se debe a que el número de donantes es reducido en relación con el de pacientes. Sólo en Europa, unas 40.000 personas esperan por año recibir una córnea donada.
Por ello se realizan muchos esfuerzos para producir córneas artificiales. Hasta ahora los éxitos han sido magros. La razón es que el material debe cumplir con severas exigencias: por un lado debe integrarse perfectamente en el tejido natural, por otro, el centro de la córnea debe rechazar el crecimiento de células, que pueden enturbiar la vista.
El polímero milagroso
Investigadores del Instituto Fraunhofer de Investigaciones Aplicadas de Polímeros (IAP), de Potsdam, y la Clínica de Oftalmología de la Clínica Universitaria de Ratisbona han hallado ahora una solución, en el marco del proyecto CORNEA, de la Unión Europea.
La base de la córnea nueva artificial es un polímero que no absorbe agua y sobre el que no crecen células. Luego de darle al polímero la forma adecuada, los investigadores le aplican capas de diversos materiales y colocan en el borde la córnea artificial una proteína especial, a la que pueden acoplarse las células de la córnea natural.
De esa forma, el implante de córnea pasa a formar una unidad con los bordes restantes de la córnea natural extraída. El centro de la córnea artificial permanece libre de células y por lo tanto transparente.
Funcionamiento probado
Lo particular de la proteína es que resiste sin daños la necesaria esterilización de la córnea artificial una vez implantada. La parte anterior del implante es recubierta con otro polímero, que atrae el agua, por lo que es humedecido permanentemente por el líquido lacrimal, producido por las glándulas situadas en el interior de los párpados y cuya función es lubricar y limpiar la córnea.
Las córneas artificiales ya han sido probadas en el laboratorio: las células de los restos de la córnea natural se adhieren muy bien a la córnea artificial y detienen su crecimiento allí donde comienza el recubrimiento con el segundo polímero, por lo que el centro óptico permanece transparente.
Ya se han realizado algunos implantes en ojos de conejo, con resultados prometedores. Si las pruebas continúan tan exitosas como hasta ahora, se cuenta con que en el 2008 se pueda comenzar con las aplicaciones en ojos humanos.
Una solución al problema brindan los transplantes de córnea: con un corte circular se quita la parte central de la córnea del paciente, se coloca la nueva del donante y se la cose con un hilo sumamente fino.
El problema: los afectados deben esperar a menudo más de un año. Ello se debe a que el número de donantes es reducido en relación con el de pacientes. Sólo en Europa, unas 40.000 personas esperan por año recibir una córnea donada.
Por ello se realizan muchos esfuerzos para producir córneas artificiales. Hasta ahora los éxitos han sido magros. La razón es que el material debe cumplir con severas exigencias: por un lado debe integrarse perfectamente en el tejido natural, por otro, el centro de la córnea debe rechazar el crecimiento de células, que pueden enturbiar la vista.
El polímero milagroso
Investigadores del Instituto Fraunhofer de Investigaciones Aplicadas de Polímeros (IAP), de Potsdam, y la Clínica de Oftalmología de la Clínica Universitaria de Ratisbona han hallado ahora una solución, en el marco del proyecto CORNEA, de la Unión Europea.
La base de la córnea nueva artificial es un polímero que no absorbe agua y sobre el que no crecen células. Luego de darle al polímero la forma adecuada, los investigadores le aplican capas de diversos materiales y colocan en el borde la córnea artificial una proteína especial, a la que pueden acoplarse las células de la córnea natural.
De esa forma, el implante de córnea pasa a formar una unidad con los bordes restantes de la córnea natural extraída. El centro de la córnea artificial permanece libre de células y por lo tanto transparente.
Funcionamiento probado
Lo particular de la proteína es que resiste sin daños la necesaria esterilización de la córnea artificial una vez implantada. La parte anterior del implante es recubierta con otro polímero, que atrae el agua, por lo que es humedecido permanentemente por el líquido lacrimal, producido por las glándulas situadas en el interior de los párpados y cuya función es lubricar y limpiar la córnea.
Las córneas artificiales ya han sido probadas en el laboratorio: las células de los restos de la córnea natural se adhieren muy bien a la córnea artificial y detienen su crecimiento allí donde comienza el recubrimiento con el segundo polímero, por lo que el centro óptico permanece transparente.
Ya se han realizado algunos implantes en ojos de conejo, con resultados prometedores. Si las pruebas continúan tan exitosas como hasta ahora, se cuenta con que en el 2008 se pueda comenzar con las aplicaciones en ojos humanos.
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