Que los pobres decidan
18 de octubre de 2003El problema es conocido: el capital de ayuda para el desarrollo desaparece en oscuros canales y los pobres a los que está destinada raras veces se benefician de los servicios financiados por los países donantes. El más reciente informe del Banco Mundial así lo evidencia. En visitas sorpresa a 200 escuelas indias, financiadas con capital de ayuda al desarrollo, los investigadores se encontraron en la mitad de los casos con aulas vacías.
Los responsables alemanes quieren incrementar el control de calidad y la transparencia. Se planea dejar de entregar el dinero a representantes estatales, y dárselo directamente a los pobres. Los necesitados recibirán bonos que podrán cambiar por servicios, como agua, ofertas educacionales o asistencia médica. De esta manera los pobres escogerán por si mismos quien les ofrece el servicio.
¿Quién recibe los bonos?
Bruno Wenn de la Oficina de Créditos de Reconstrucción (KfW), cree que lo novedoso del proyecto es que los pobres se convierten en clientes con poder de adquisición. Esta nueva política busca a la vez, que aquellos que ofrecen los servicios -trátese de empresas privadas, públicas o autoridades- vean a los segmentos de población más pobres como un grupo con poder adquisitivo y que les den el mismo servicio que a la población con recursos.
En América Latina se aplica desde hace un tiempo con éxito este sistema de bonos. Los padres de familia buscan una escuela para sus hijos y pagan con bonos. Las escuelas con un sistema de educación deficitario son boicoteadas.
El punto crítico se centra en la selección del grupo al que debe entregársele los bonos. El problema es definir los criterios de pobreza, a quién se define como pobre y a quién no. Bruno Wenn explica que en muchos casos el control social dentro de las capas más pobres funciona, y los necesitados saben perfectamente quien debería recibir los bonos, lo que puede ser un buen mecanismo de control.
Unir esfuerzos en una sola meta
La comunidad internacional se ha impuesto una meta muy ambiciosa. Hasta el 2015 se quiere reducir a la mitad el nivel de pobreza y hambre a nivel mundial. Con el fin de acercarse a la meta las organizaciones alemanes han decidido unir sus fuerzas para impulsar y asesorar conjuntamente los proyectos.
El problema alemán es según Carola Donner-Richle, de la Organización de Fomento de la Educación a Nivel Internacional (InWent), que son varias las organizaciones que ofrecen ayuda. No es como en el caso de Gran Bretaña o de Suecia que todo se canaliza a través de una sola agencia. En Alemania cada organización, llámese GTZ, KfW, InWent, DED, o BMZ, actúa independientemente. La meta es centralizar todos los esfuerzos a través de una sola agencia EZ (Entwicklungs Zusammenarbeit) ayuda al desarrollo. No sólo se intenta planear conjuntamente de forma estratégica y política a qué país, que región y que sector apoyar, sino que además se quiere analizar cómo se puede sumar el esfuerzo alemán al apoyo que prestan otras organizaciones internacionales. Sólo el futuro demostrará si el proyecto de las organizaciones alemanas es acertado. A más tardar en el 2015 tendrá que haber resultados.