¿Qué tipo de relación ruso-cubana viene ahora?
5 de agosto de 2008Rusia quiere restablecer su posición en Cuba, así como en otros países ha declarado, según información de agencias, el primer ministro ruso Vladimir Putin. Poco antes, expertos militares y diplomáticos ya habían hecho oír sus exigencias de una mayor presencia de Moscú en la isla que queda apenas a 90 millas de la costa de la Florida. ¿Significa esto un retorno a la guerra fría?, se preguntan diversos rotativos alemanes que se hacen eco del anuncio, resaltando la actual debilidad de las alguna vez brillantes relaciones moscovita-caribeñas. En ese contexto, no es de poca importancia el sufrimiento que Moscú a isla recortando, desde 1991, su ayuda económica y militar.
“Occidente ha creado una zona colchón en torno a Rusia”, criticó recientemente el presidente de la Academia Moscovita para Estudios Geopolíticos, puntualizando que remozar la presencia militar rusa en Cuba sería la adecuada respuesta a ello. El gobierno cubano, sin embargo, no ha reaccionado oficialmente; éste, según el diario Novyje Iswestija, le ha tomado muy a mal a Rusia el haber cerrado en 2001, por decisión unilateral, una estación de radares en la isla.
Una medida de este tipo podría llevar a un conflicto internacional, advierten expertos. Paulatinamente se levantan voces desde los círculos militares estadounidenses: el jefe de la Fuerza Aérea, el general Norton Schwartz, criticó a finales del mes de julio estas intenciones que calificó de “traspaso de la línea roja”.
¿Sólo amenazas?
Por otro lado, según informa la agencia rusa Novosti, el portavoz del Departamento de Estado, Gonzalo Gallegos, ha declarado: “Rusia y Cuba deben decidir por sí solas qué tipo de relaciones bilaterales quieren. Cuando éstas estén más claras –en caso de que se desarrollaran- podríamos comentarlas, por el momento no tenemos ningún motivo para ello”.
Según publica en Gerhard Mangott, experto de la Universidad de Insbruck, estacionar nuevos misiles en Cuba no tendría sentido para Rusia, pues dispone de 80 bombarderos estratégicos que tienen un radio de 13.000 kilómetros. De cualquier base rusa podrían alcanzar el territorio norteamericano. Las declaraciones rusas serían, entonces, una clara demostración de disgusto por el estacionamiento del escudo antimisiles en Polonia y la estación de radar en Chequia, un alzar el puño en señal de amenaza.
Cabe esperar, entonces, una pronta respuesta de Moscú a las nuevas bases norteamericanas en Europa del Este: estacionamiento de nuevo armamento nuclear en la misma Rusia o rescindir el Tratado para la Liquidación de Misiles de Mediano y Corto Alcance firmado entre EE.UU y Rusia en 1987 están entre las posibles respuestas a esto. Sin embargo, una reedición de la crisis cubana.-de la que en 1962 estuvo a punto de desatar una tercera guerra mundial- sería poco probable.