Polonia quiere detalles sobre la Colección Gurlitt
23 de noviembre de 2013
El término “robo de arte” es interpretado de manera distinta por la opinión pública alemana y los observadores extranjeros. Así lo explica Ulrike Schmiegelt, historiadora en la Fundación de los Estados Federados Alemanes para la Cultura, cuya área de especialización abarca las obras extraídas de los museos rusos por las tropas germanas durante la Segunda Guerra Mundial. “Cuando los alemanes hablan de arte robado se refieren a las piezas saqueadas por los soldados rusos”, señala Schmiegelt.
Pero, en general, agrega la experta, la expresión “robo de arte” alude a las piezas que el régimen nacionalsocialista confiscó, ilegal e ilegítimamente, tanto en Alemania como en los otros países de Europa Occidental. Lo que pocos saben es que las tropas de ocupación nazi también robaron obras de arte sistemáticamente en Europa Oriental, comenta Schmiegelt. Muchos Estados de esa región siguen indiferentes al valioso patrimonio cultural que perdieron durante la guerra, pero no todos.
El Ministerio de Exteriores de Polonia, por ejemplo, acaba de solicitar formalmente a la Fiscalía de Augsburgo que le envíe una lista completa de las obras de arte encontradas en el apartamento muniqués del coleccionista Cornelius Gurlitt. La conferencia de prensa en la que se presentó parte de su pinacoteca privada despertó suspicacias en Polonia; sus autoridades creen posible que entre las piezas saqueadas por los nazis durante la guerra haya obras de arte polacas.
El polaco es “el caso más complejo”
Wojciech Kowalski, el abogado del Ministerio polaco de Exteriores que está a cargo del caso, explica que, en 1939, poco después de la invasión nazi, “se dieron a conocer decretos obligando a la población polaca a declarar todas las obras de arte creadas antes de 1850, independientemente de que pertenecieran a colecciones públicas o privadas”. Quien se abstuviera de ofrecer información al respecto o diera datos falsos corría el riesgo de ser detenido y encarcelado.
Se estima que unas 500.000 obras de arte fueron sustraídas del territorio polaco por los nazis. Hoy, el Gobierno polaco tiene una lista que incluye cerca de 60.000 piezas. El caso de Polonia es el más complejo, acota Schmiegelt: “Allí no sólo se robó arte, sino que se redibujaron las fronteras”. Si Cornelius Gurlitt posee obras concebidas en territorios de la antigua Alemania que hoy pertenecen a Polonia, el asunto se complicará aún más, señaló Klaus Ziemer del Instituto Histórico Alemán de Varsovia.
Robert Traba, historiador polaco en el Centro para la Investigación Histórica de la Academia Polaca de las Ciencias, con sede en Berlín, ha hecho una propuesta para evitar que las obras de arte disputadas sean mantenidas en los depósitos durante años, mientras se aclaran las controversias: “¿Por qué no exhibir las piezas y etiquetarlas, informando a los espectadores quién robó qué, cuándo y dónde?”, sugiere Traba, quien está convencido de que la de Gurlitt no es la única colección privada que alberga obras de arte robadas por uno u otro bando durante la guerra.