Policía desaloja campamento de refugiados en Múnich
30 de junio de 2013La policía de Múnich puso fin a la huelga de hambre que alrededor de cincuenta refugiados comenzaron la semana pasada para protestar por la lentitud con que se procesan sus solicitudes de asilo. 350 agentes policiales desalojaron el campamento que éstos ocupaban a primera hora del domingo (30.6.2013) y llevaron a 44 de los refugiados a doce centros hospitalarios diferentes. Voceros de la ciudad de Múnich sostuvieron que el objetivo de la intervención era “poner coto a los peligros concretos que corrían las vidas de los manifestantes”.
Y es que, aparte de no consumir alimentos, los refugiados –provenientes de Siria, Afganistán y otros países de África, Asia y el Medio Oriente– dejaron de ingerir líquidos el pasado martes (25.6.2013). La protesta había generado tensión social en el corazón de la capital bávara, en donde se discutió acaloradamente sobre la política de asilo alemana. Algunos pasantes decían comprender la situación desesperada de los refugiados, pero criticaban el hecho de que amenazaran sus propias vidas para presionar a las autoridades migratorias.
Fracasó la mediación
Otros se mostraban menos condescendientes: “Si se quieren morir de hambre, que lo hagan en su país y no aquí”, declaraba un sexagenario a un equipo de reporteros en el centro de Munich. Cuando la policía se dispuso a desmontar el campamento se caldearon los ánimos entre algunas de las personas que apoyaban organizadamente las demandas de los inmigrantes, alzando pancartas y ofreciendo información sobre las penurias de los refugiados. Trece simpatizantes fueron arrestados; once permanecieron bajo custodia brevemente.
El sábado (29.6.2013), Hans-Jochen Vogel, ex presidente del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), y Alois Glück, otrora político de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), habían visitado juntos el campamento en cuestión para conversar con sus ocupantes y negociar una salida consensuada al conflicto que pasara por la finalización de la huelga de hambre. Pero el intento de mediación –que había recibido el visto bueno de Horst Seehofer, máxima autoridad del Estado federado de Baviera, como Christian Ude, alcalde mayor de Múnich– fracasó a los pocos minutos.
Asilo en Alemania, tópico candente
Vogel y Glück, quien preside el Consejo Central de los Católicos en Alemania, tenían como meta proponer una evaluación acelerada de las solicitudes de asilo que duraría catorce días, pero, según las agencias de noticias, los afectados pidieron a su vocero, Ashkan Khorasani, que rechazara la propuesta en su nombre. El propio Khorasani está entre las personas detenidas. Se dice que Khorasani intentó manipular a las autoridades políticas, planteando que, si no se cumplían las exigencias de los refugiados, éstos morirían.
“Será como las muertes de Bobby Sands y Holger Meins, pero en las calles de Múnich”, habría señalado Khorasani, haciendo alusión al terrorista del Ejército Republicano Irlandés (IRA) y al de la Fracción del Ejército Rojo (RAF), respectivamente. Ambos murieron tras iniciar una huelga de hambre; Sands, en 1981, y Meins, en 1974. En todo caso, este y otros sucesos similares amenazan con convertir la política de asilo de Alemania en un tópico electoral tan candente como lo ha sido en otros países europeos. Los alemanes irán a las urnas en septiembre.
De ahí la contundencia de las opiniones oreadas este 30 de junio. Nicole Gohlke, diputada del partido La Izquierda en el Bundestag, reprochó el hecho de que la policía “actuara con una rudeza desproporcionada contra los refugiados, de por sí debilitados”. Por su parte, en entrevista con la revista alemana Focus, el ministro del Interior de Baviera, el conservador Joachim Herrmann, recomendó a las autoridades migratorias que más bien endurecieran sus políticas de asilo y sus estrategias de repatriación de inmigrantes.
ERC ( dpa / AFP )