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Papa llama al diálogo

PK/Agencias12 de septiembre de 2006

El papa Benedicto XVI llamó hoy al diálogo entre las religiones y las culturas, en una conferencia y una misa al aire libre en Ratisbona.

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Misa al aire libre de Benedicto XVI en Ratisbona: un Papa académico.Imagen: AP

"Una razón que es sorda frente a lo divino y que relega la religión al área de las subculturas es incapaz de participar en el diálogo entre las culturas", dijo Joseph Ratzinger en una conferencia pronunciada en el aula magna de la universidad en la que fue catedrático de Teología entre 1969 y 1977.

El Papa dijo que para prestar atención a lo divino, la ciencia no tiene por qué echar por tierra los logros de la Ilustración ni tampoco cerrarse a los puntos de vista del modernismo, sino más bien ampliar su concepto acerca de la razón.

"La fe es sencilla", dijo el Papa, "la explicación del ser humano no funciona sin Dios y la explicación del mundo, de todo el universo, tampoco funciona sin Él.

No tan sencillas fueron sus homilías en el cuarto día de su visita a Baviera, su tierra natal. Benedicto XVI, a diferencia de su predecesor, Juan Pablo II, apela más a la razón teológica que al corazón: nada fácil para sus oyentes fuera del ámbito académico.

Fe en la creación

Papst Benedikt in Deutschland Regensburg
Benedicto XVI ante un crucifijo, durante la misa al aire libre en Ratisbona.Imagen: AP

Desde la Ilustración, agregó, por lo menos una parte de la ciencia intenta hallar una explicación del mundo en la que Dios sea superfluo. "Pero eso no funciona", dijo, "para el Cristianismo, la fe en la creación divina es algo elemental".

Agregó que para la teología, las experiencias y tradiciones religiosas de la humanidad son fuentes de conocimiento esenciales gracias a las cuales se puede producir un verdadero diálogo entre las religiones.

Ratzinger recibió fuertes ovaciones antes y después de la conferencia sobre el tema "Fe, razón y universidad". Los cientos de profesores y alumnos presentes aplaudieron de pie durante minutos al jefe de la Iglesia Católica. Antes de su intervención en un marcado tono académico, saludó personalmente a decenas de estudiantes.

Tras impartir su lección, el Papa se trasladó en "Papamóvil" a la catedral de Ratisbona, donde celebró un servicio ecuménico con el obispo luterano de Baviera, Johannes Friedrich, y representantes de la Iglesia Ortodoxa.

Rechazo al odio y al fanatismo

Anteriormente, el Papa había celebrado una misa al aire libre en la misma ciudad de Ratisbona, donde esperaba pasar su jubilación, y rechazó el uso del nombre de Dios para justificar el odio y el fanatismo.

Ante varios cientos de miles de personas reunidas en una explanada a las afueras de la ciudad bávara, también reafirmó su posición de que la ciencia no podía proporcionar una explicación sobre los orígenes del mundo que excluya el papel de Dios.

El Papa, de 79 años, que pareció estar en forma y vestía de oro y blanco en el cuarto día de su viaje a casa, celebró misa desde una gran plataforma a modo de altar cubierta con un dosel blanco.

Una multitud entusiasmada, estimada por la policía en más de 250.000 personas, ovacionó con banderas blancas y amarillas del Vaticano el paso de Papa.

El Papa dijo que los cristianos creían en un Dios bondadoso que se mostró al mundo en la persona de Jesucristo. Los cristianos han aprendido a reconocer las formas en que "la imagen de Dios puede ser destruida por el odio y el fanatismo", dijo.

Dios con rostro humano

"Es importante hablar claramente del Dios en el que creemos y proclamar con confianza que este Dios tiene rostro humano", añadió.

El Papa no mencionó ninguna religión, pero en el pasado ha pedido a los líderes musulmanes que ayuden a derrotar el terrorismo enseñando que la violencia no puede usarse en el nombre de Dios.

Ratisbona es la ciudad medieval en la que el Papa enseñó teología entre 1969 y 1977 y a la que esperaba volver jubilado para escribir una última obra teológica.

El Papa pasará el miércoles un día "privado", en palabras del Vaticano, en una zona que incluía una visita a la casa en el barrio en el que esperaba retirarse.