COVID-19: ¿oportunidad para la bicicleta en América Latina?
3 de junio de 2020El transporte es responsable del 23 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo. Asimismo, la contaminación atmosférica es uno de los mayores problemas medioambientales que sufren las grandes ciudades latinoamericanas, comportando problemas de salud vinculados a enfermedades respiratorias, caldo de cultivo del coronavirus.
No obstante, el confinamiento ha servido para ratificar que la reducción del uso de vehículos contaminantes conlleva una mejora de la calidad del aire. Y ante este escenario, la mirada se dirige a la bicicleta y sus múltiples ventajas. "No contamina, ocupa poco espacio, es un vehículo relativamente barato y además es beneficiosa para la salud", recuerda a DW Bernardo Barandam, Director Regional para Latinoamérica del Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo. Por este motivo, "si se puede aumentar su participación a un 10 por ciento de los viajes totales, los ahorros en emisiones de gases de efecto invernadero y otros contaminantes serían considerables", agrega.
Para Areli Carreón, de la organización mexicana Bicitekas, "la bicicleta ha venido demostrando su potencial para resolver múltiples desafíos: el del cambio climático, el de la escasez de combustibles, ante desastres como los sismos y ahora claramente ante los problemas de salud".
Un medio de transporte sostenible y seguro en tiempos de coronavirus
Todos estos factores la posicionan para convertirse en el medio de transporte esencial durante y después de la crisis sanitaria. "Ante la emergencia por el COVID-19, no sólo se ha disparado la venta de bicicletas en San José, sino en todo el país y, a su vez, el servicio de alquiler de este tipo de vehículos, que fue entregado por concesión en la capital, funciona a pleno rendimiento", asegura a DW Jonhny Araya, alcalde de la capital de Costa Rica.
Actualmente, con una quincena de kilómetros de ciclovías, esta red podría ampliarse, ya que "la Municipalidad de San José analiza varias propuestas, presentadas por organizaciones de la sociedad civil, que solicitan más espacio para las bicicletas en la ciudad", apunta.
Y es que#, al igual que han hecho varias ciudades europeas, las capitales latinoamericanas se han lanzado a la carrera de crear nuevas ciclovías. En las últimas semanas, Bogotá ha creado 80 kilómetros de ciclovías temporales, Quito ha señalizado 63 kilómetros de ciclovías emergentes en 18 ejes transversales de la capital ecuatoriana, y Lima está habilitando 46 kilómetros de ciclovías temporales en once tramos distribuidos por toda la capital peruana, así como la construcción de una docena de aparcamientos con una capacidad para 20 bicicletas cada uno.
Algunas de estas medidas pretenden dar respuesta a demandas de la sociedad civil. "Nosotros propusimos 130 kilómetros desde el 18 de marzo, para prevenir contagios. El gobierno prefirió implementarlas como alternativa de movilidad postCOVID", lamenta Carreón, quien fuera alcaldesa de la bicicleta de la Ciudad de México de 2017 a 2019.
El pasado fin de semana, la Ciudad de México anunció la creación de 54 kilómetros de ciclovías emergentes. Se trata de "un plan muy bien estructurado en donde buscan absorber parte de la demanda del Metrobús en las líneas 1 y 4", explica a DW Iván De la Lanza, Gerente de Movilidad Activa, de WRI Ross Center for Sustainable Cities México. Además, la iniciativa pretende "evaluar qué viajes pueden ser evitables y cómo mantener baja la demanda de Metro, Metrobús y otros modos de transporte colectivos", agrega.
Nueva normalidad con nueva movilidad
A pesar de la "explosión" generada a raíz del coronavirus, la falta de infraestructura para este medio de transporte es uno de los retos para la plena implementación de la bicicleta en la región, pero no el único. "El impacto en la baja de la demanda de transporte que actualmente alcanza niveles de entre un 50 y 80 por ciento se extenderá más allá de la pandemia, por lo que resulta un momento inmejorable para permanecer con nuevos hábitos de movilidad sustentable siempre y cuando se garanticen la seguridad vial a través de medidas de infraestructura y control de velocidades", recalca De la Lanza.
La inseguridad y la falta de educación vial también obstaculizan el uso de la bicicleta en América Latina. "El requerimiento más importante para que más personas usen la bicicleta es la seguridad a no ser atropellado por un vehículo automotor, y eso se puede resolver con infraestructura adecuada y reduciendo velocidades de los vehículos automotores", considera el Director Regional para Latinoamérica, del Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo.
A todo ello hay que sumarle la inclusión de una perspectiva de género. Según el informe elaborado por la Asociación Mundial de las Grandes Metrópolis (Metropolis), "Derechos y reivindicaciones para la movilidad metropolitana", casi el 40 por ciento de los desplazamientos en las grandes metrópolis son por motivos relacionados con el cuidado de menores y personas dependientes, mientras que el 20 por ciento de la movilidad es por trabajo.
(vt)
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