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Opinión: ¿Demasiado speed en Donetsk?

Bernd Johann
19 de julio de 2017

El líder separatista de Donetsk, en el este de Ucrania, quiere redibujar el mapa europeo. Pone así al Kremlin en situación de tener que dar explicaciones, ya que Moscú podría acabar con este absurdo, según Bernd Johann.

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Ukraine Alexander Sachartschenko, Ministerpräsident der selbstproklamierten Volksrepublik Donezk
Alexander Zajarchenko.Imagen: picture-alliance/dpa/Tass/Valery Sharifulin

El hombre tiene delirio de grandeza, o simplemente está bajo los efectos de la droga. Alexander Zajarchenko, líder de los separatistas prorrusos de la autodenominada República Popular de Donetsk, acaba de proclamar el Estado de "Malorrusia" (Pequeña Rusia). Generosamente invitó a todas las demás regiones de Ucrania a incorporarse a su entelequia. Su propósito es desplazar a Kiev al papel secundario de un "centro cultural e histórico". Donetsk ha de ser la capital de "Malorrusia".

Más información:

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El hecho es tan absurdo como estrafalario. Un líder separatista, con uniforme de confección casera, se erige en líder de un nuevo imperio que ha de estar integrado por "pequeñorrusos". Con ello se refiere a los ucranianos, a quienes de este modo pretende disputar su propia nación y su Estado. A todas luces ya no le basta con tener el poder en Donetsk, un lugar en gran parte devastado y económicamente desangrando después de tres años de guerra, del que se han ido cerca de dos millones de personas.

Soberanía ucraniana en juego

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Bernd Johann, jefe de la redacción ucraniana de DW.

Zajarchenko solo puede asegurar su propia supervivencia política con respaldo de Rusia. Y ahora aspira a nuevos territorios, al parecer con la idea de que su gente los controle con armas suministradas por Rusia. ¡Notable! Este hombre tiene pretensiones. Solo que ni siquiera los vecinos separatistas de la "República Popular de Lugansk" quieren aprobar su plan. Así ocurre con los separatistas: todos quieren ser el jefe.

Estos "rebeldes" dependen de Moscú, que a veces afloja más la cuerda y a veces menos. Todas las miradas apuntan pues hacia el Kremlin. En las primeras reacciones, políticos y expertos rusos se han mostrado cautos y sorprendidos. A todos les queda claro: la iniciativa del líder separatista de Donetsk pone en tela de juicio la soberanía de toda Ucrania. Y, con ello, torpedea los Acuerdos de Minsk para buscar una solución al conflicto del este de Ucrania.

¿Qué quiere el Kremlin?

El presidente ruso, Vladímir Putin, se ha declarado reiteradamente a favor de dichos acuerdos. La última vez lo hizo hace menos de dos semanas, en el marco de la cumbre del G20 en Hamburgo. Por ello se había acordado una nueva iniciativa para superar el conflicto, en el marco del "Formato de Normandía", con la participación de Alemania, Francia, Rusia y Ucrania.

¿A qué atenerse ahora? ¿A las declaraciones de Putin ante políticos europeos, o al delirio de grandeza de un líder separatista? El Kremlin podría aclararlo. También podría probar que efectivamente se propone respetar en lo sucesivo las fronteras en Europa y, con ello, la soberanía de Ucrania. Pero al parecer prefiere aceptar las fantasías de omnipotencia de un dirigente separatista, con respecto al cual ya no se sabe dónde está el límite entre la embriaguez de poder o la del narcótico.

Autor: Bernd Johann (ERS/VT)