Opinión: Reformas a regañadientes
9 de mayo de 2016El espectáculo parece repetirse regularmente en Atenas desde 2010 bajo Gobiernos de colores diferentes. Cuando se cumplen plazos para pagar parte de la ayuda financiera, el Gobierno saca adelante parte de las reformas prometidas. Así sucedió este fin de semana con la aprobación parte de la reforma fiscal y de pensiones con una mayoría ajustada de 153 votos en el parlamento griego.
Los dos días de consultas fueron un auténtico duelo, con los matadores de ambas partes acusándose de mentirosos y estafadores. Con las encuestas a favor de su partido, Kyriakos Mitsotakis, presidente del grupo conservador Nueva Democracia, exigió la dimisión de Alexis Tsipras y elecciones anticipadas. Esta formación aprobó el verano pasado el acuerdo con los acreedores internacionales para el tercer paquete de ayuda y ahora rechaza las medidas necesarias para implantarlo. Y no hubo un debate sobre alternativas, ni antes ni durante esta votación crucial.
Sin crecimiento
Siete años después del comienzo de las crisis de deuda, los partidos griegos siguen sin encontrar una línea común que lleve a la recuperación del país a largo plazo. Alcanzar un consenso patriótico mínimo sigue siendo el objetivo a alcanzar para la política griega. Después de que la izquierda de SYRIZA llegase al Gobierno a principios de 2015, está cada vez más claro que en el país no hay fuerzas políticas dispuestas a implementar voluntariamente las reformas necesarias. Incluso los propios ministros se quejan de las medidas tomadas recientemente.
Por eso no sorprende que las reformas no surtan efecto. Ni la política ni la población las toman en serio. Entre la mayoría absoluta de los griegos el concepto reformas está desacreditado, ya que las medidas de los últimos años supusieron ahorro pero no contribuyeron a mejorar la situación del país. Se olvida con frecuencia que las reformas solo darán fruto acompañadas del crecimiento. Y de crecimiento no se puede hablar. La economía griega ha reducido su volumen en un 25% en los últimos años, el programa de SYRIZA para aumentar la producción continúa en paradero desconocido y el Gobierno de Tsipras no ha sido hasta ahora demasiado favorable con la inversión.
¿Cómo continuará Grecia? Prácticamente igual que ahora: arrastrando la crisis de deuda. Hace ya tiempo se sabe que Grecia no puede mantener, ni estructuralmente ni en materia de política financiera, el nivel de este club tan competitivo de la eurozona. Sin embargo, en un entorno internacional inestable y lleno de riesgos, Europa tampoco está dispuesta a permitirse una merma de la eurozona.