Millones de abejas con destino a Alaska mueren en Atlanta
2 de mayo de 2022
Un cargamento de abejas originarias de California, Estados Unidos, con destino a Alaska, murió luego de que una aerolínea las desviara a través de Atlanta donde permanecieron bajo el calor de finales de abril de casi 30 grados centígrados durante horas.
Se trataba de unas 200 cajas de abejas con un peso aproximado de más de 360 kilogramos y alrededor de cinco millones de ellas destinadas a viajar desde Sacramento hasta Anchorage, la ciudad más grande Alaska. La misión de estos insectos era polinizar huertos de manzanos de centenares de apicultores.
De acuerdo con información de The New York Times, el reducido espacio en un vuelo con destino a Seattle provocó el desvío a través del centro de Delta en Atlanta, donde pasarían unas horas antes de viajar rumbo a Anchorage.
Fue demasiado tarde
En un intento por salvarlas, el apicultor de Atlanta, Edward Morgan, llamó a más de una docena de personas para acudir al aeropuerto y tratar de salvar a las posibles sobrevivientes.
La causa de muerte no solo se debió al calor de los 28 grados centígrados del sol de Atlanta, sino que fueron colocadas boca abajo y sin acceso a alimento, lo que ocasionó que millones de ellas murieran ante dicha combinación de circunstancias. Se sabe que las pocas que lograron mantenerse con vida fueron liberadas, de tal forma que ninguna llegó a su destino final.
Al margen, los expertos han hecho hincapié en que el transporte aéreo siempre es complicado. Y en el caso de las abejas, se requiere de ciertas atenciones como ser alimentadas durante el trayecto, con agua azucarada, por ejemplo, y mantenerlas en temperatura fresca.
Ciertamente, los encargados de su movilización saben cuánta comida suministrar en las cajas para que las abejas viajen con seguridad dentro de un plazo de tiempo definido. No obstante, para estos seres vitales en la polinización de los cultivos (incluso en bajas temperaturas), el calor y el hambre derivados de un desvío desafortunado, fue mortífero.
ee (The New York Times / Muy Interesante)