Ocho reglas de oro para mantener la cocina libre de patógenos
La comida no está libre de gérmenes. Muchos de los organismos que se encuentran en ella pueden enfermarnos. Pero calma: contamos con un arma milagrosa para combatir estos riesgos. Acá les damos algunas recomendaciones.
Hágale caso a mamá
De niños, la frase "¡a lavarse las manos!" la oímos cientos de veces: antes de comer, de cenar y de dormir. Se trata de una ley casi divina, que también debe aplicarse antes de preparar alimentos. Incluso ahí es aún más importante, pues en ese proceso podemos transmitir gérmenes a toda la familia. El lavado adecuado dura al menos 30 segundos, y hay que frotar muy bien, y con jabón, dedos y uñas.
No basta una vez
No es suficiente lavarse las manos antes de cocinar. También hay que hacerlo durante la preparación de los alimentos. Y siempre después de entrar en contacto con carne, pescado, huevos o basura. De lo contrario, se corre el riesgo de transferir enfermedades de un alimento a otro. Por ejemplo, pasar gérmenes de la carne a la lechuga o al tomate, que se sirven crudos.
Uno para la carne, otro para la verdura
Para evitar la contaminación cruzada, el cuchillo que usamos para cortar carne no debe ser el mismo que nos sirve para cortar las verduras. Debemos adoptar la misma precaución con las tablas. Si está bien equipado, deje una tabla y un cuchillo para verduras y otro para la carne cruda. Si no, lave cuidadosamente los instrumentos antes de volver a usarlos.
Un rasguño es un universo
Los patógenos son pequeños, invisibles. Lo que para nosotros se ve apenas como un rasguño, para la Salmonella es una enorme puerta de entrada a nuestros organismos. Las tablas para cortar pan, por ejemplo, son muy difíciles de limpiar. Si la superficie de la suya está muy rota, lo más recomendable es comprar una nueva.
Las esponjas, esas sucias
Las esponjas y cepillos se encuentran entre los mayores acumuladores de gérmenes de la cocina. Para mantener la carga de estos invasores tan baja como sea posible, deben enjuagarse con agua caliente y guardarlos para que se sequen. Las esponjas y otros artículos similares no deben usarse por muchos días. Consejo: cámbielas o lávelas a más de 70 grados en la lavadora.
Ojo, el paño de cocina no está a salvo
Las mismas normas que se aplican a las esponjas sirven para los paños de cocina. Tras usarlos, deje que se sequen bien y cámbielos al menos una vez a la semana. Y ojo, no los use para cubrir carne cruda o limpiar manchas dejadas por la comida. Para eso mejor recurra a rollos de cocina y deseche rápidamente el papel ya usado. Una toalla de mano adicional evita contaminaciones innecesarias.
Ice, Ice Baby
La mayoría de los microorganismos no se multiplican, o lo hacen a bajo ritmo, bajo los 7 grados Celsius. Por ello, los alimentos perecederos deben guardarse en la parte más fría del refrigerador. La mayoría de las veces esta zona es la que está más abajo, sobre el compartimento de las verduras. También es importante limpiar periódicamente la nevera, para evitar que se formen colonias de gérmenes.
Calor que mata
Una manera sencilla de acabar con los patógenos es el calor. Carne, pescados y huevos deben estar bien cocidos. Esto significa que el interior de los alimentos debe calentarse a más de 70 grados Celsius por al menos dos minutos. Las ensaladas, frutas y verduras que se comen frías, en tanto, deben ser limpiadas con especial esmero. Y solo después de eso podemos decir: ¡buen apetito!