No hay que temerle a China
21 de diciembre de 2005
El diario parisino Figaro advierte: "Así los grandes países industrializados de Occidente reaccionen con medidas proteccionistas elevando aranceles, lo único que logran con ello es ganar un poco de tiempo. Esto no es, empero, preparación para el futuro, que más bien exige una integración armónica de China como socio en el mercado mundial. Como, igualmente, se necesitan cambios sustanciales del modelo económico global aplicado, casi exclusivamente, por el círculo de lassiete naciones denominadas como las más ricas. Un club al que, sorprendentemente, China no pertenece".
Exigir reformas sociales y políticas en China
El periódico suizo Tages-Anzeiger, de Zürich, aboga por no temerle a China: "Uno de seis rusos ve en su vecina China el mayor peligro económico. Pero casi el doble, o sea el 30% de toda la población rusa teme lo mismo de los Estados Unidos. El gran reto de Pekín es hacer partícipes del auge a sus 800 millones de campesinos que viven en la miseria. Y Occidente no sólo debería ayudar a China a solucionar sus inmensos problemas ecológicos y energéticos sino exigir permanentemente de Pekín la ejecución de las acuciosas reformas sociales y políticas. El miedo en estas cosas es un falso consejero. Ante Pekín lo que se necesita es poder de decisión e insistencia".
Incierto "éxito" de Estados Unidos en Irak
El periódico El País, de Madrid se pregunta: "¿Por cuánto tiempo mantendrá Estados Unidos un amplio despliegue de tropas en Irak? Ésta es ahora la pregunta central del segundo mandato de George W. Bush. La erosión del apoyo de la opinión pública a la política de Bush en Irak (…)es reflejo de la creciente lista de bajas, con más de 2.100 estadounidenses muertos hasta la fecha. Pero también es reflejo de la creencia cada vez más extendida de que la guerra está fracasando.
El Gobierno está pagando el precio de exagerar las razones para la guerra y de hacer una chapuza de la ocupación posterior a la invasión. No es sorprendente que la nueva retórica de Bush subraye que tiene "una estrategia para la victoria".
La disyuntiva de Estados Unidos es que forma parte tanto del problema como de la solución. Mientras un gran número de soldados estadounidenses sigan allí como fuerza de ocupación, sirven de instrumento de reclutamiento a los insurgentes. Como ha demostrado el politólogo Robert Pape en un minucioso estudio, la resistencia a la ocupación extranjera constituye una motivación fundamental para los terroristas suicidas. Pero si Estados Unidos se retira demasiado pronto, el Gobierno electo iraquí podría no ser capaz de frenar la insurgencia, e Irak seguiría el camino tomado por Líbano en la década de los ochenta, o de Afganistán en los noventa.
Del mismo modo, si Bush establece un calendario corto, podría animar a los insurgentes a aguantar hasta que se vaya. Pero si no deja claro que las tropas estadounidenses abandonarán el país a corto plazo, reforzará la impresión de estar llevando a cabo una ocupación imperialista. La clave para resolver este dilema será presionar para lograr compromisos locales que involucren a los suníes en el proceso político, y acelerar el entrenamiento de los iraquíes para que se hagan cargo de su propia seguridad. Incluso en ese caso, el éxito sigue siendo incierto.