Nikolaus Netzhammer, el jubilado
25 de junio de 2010Levantarse pronto, desayunar y salir a pasear. A las siete y cuarto como tarde ya está en marcha Nikolaus Netzhammer. Tiene que terminar un proyecto para un libro.
Un viaje intelectual al pasado
El árbol genealógico se ha convertido en la gran vocación del historiador aficionado de Bonn. Su tío abuelo Raymund fue de 1905 a 1924 arzobispo de Bucarest y escribió un diario muy detallado que se ha conservado hasta nuestros días.
Casi el mismo día, pero cien años después, Nikolaus Netzhammer presentó la traducción del rumano al alemán a la Academia Rumana. Netzhammer ofreció personalmente un ejemplar de los volúmenes al representante ortodoxo de la Iglesia rumana, Teoctist.
Aun así, eso no es suficiente. Ahora, el jubilado de 71 años está trabajando en la edición rumana de otra obra de su tío abuelo. “Trabajar con la historia es algo fascinante”, dice Netzhammer. Aun así, su lema es: “El presente es la única realidad”. Y añade: “Vivir a orillas del Rin me provoca la sensación de ser parte de la energía de la vida.”
Ese sentimiento se vuelve más intenso cuando tiene que viajar lejos, a veces a Bucarest, a veces a Viena, para trabajar en los archivos estatales o eclesiásticos, o también a Roma para participar en un simposio internacional.
Hay que disfrutar aprendiendo
Desde que está jubilado tiene menos tiempo libre que cuando estaba trabajando. Durante más de 36 años, su mujer y él dirigieron una escuela privada. Ésta les marcaba el ritmo de vida. Netzhammer lo recuerda con anhelo: “Siempre fue un dar y recibir entre nosotros y los alumnos, los padres y los otros profesores. Pero ahora ya se acabó.” La escuela privada era pequeña, como un mundo aparte, un microcosmos.
Después de la enfermedad de su mujer, las tareas del hogar le llevan mucho tiempo. Aun así, Netzhammer siempre encuentra un hueco para sus investigaciones. La mayor parte lo pasa delante el ordenador. Tiene dos armarios de madera llenos de cartas, extractos de libros y material del archivo.
“Siempre quiero hacer mil cosas a la vez”. Él cree que eso le viene de ser zurdo, pues como ocurría antes en Alemania, tuvo que aprender a escribir con la derecha, aunque prefiriera hacer todo con la izquierda.
Por eso siempre intenta hacer cosas con las dos manos, y ése es uno de sus defectos, querer hacer más de una cosa a la vez, asegura.
Pasear es agotador
Una persona activa necesita también tranquilidad y descanso. Eso es lo que busca Nikolaus con sus largos paseos. “En las dos primeras horas se activa todo lo que estaba dormido en el inconsciente. Aparecen de repente cosas que se habían olvidado, pero que quedan por hacer. Después de dos horas uno se tranquiliza y ya no aparecen pensamientos nuevos, sólo sentimientos y sensaciones, la mayoría agradables. Es como dejarse activar.”
Netzhammer nació en la frontera con Suiza, en un pequeño pueblo llamado Erzingen, y creció en contacto con la naturaleza. La familia tenía tantos campos que podían cubrir gran parte de las necesidades alimenticias de toda la familia. En total eran diez niños: “Mi infancia fue muy feliz a pesar de que tenía unos padres muy exigentes. Y los niños ayudábamos en el campo y en casa.”
Todavía sigue siendo tradición encontrarse en el pueblo con toda la familia. Nikolaus Netzhammer se considera un hombre feliz, aunque no pudiera hacer realidad su sueño: ser un gran organista.
Autora: Marina Borisowa
Editor: Enrique López