Nada que celebrar: nueve años de guerra en Siria
15 de marzo de 2020La guerra en Siria entra este domingo (15.03.2020) en su décimo año, con el régimen del presidente Bachar al Asad consolidando su control sobre un país asolado por la guerra, con una economía diezmada y bajo la intervención de potencias extranjeras con intereses divergentes.
Al menos 384.000 personas, incluidos más de 116.000 civiles, murieron en la guerra que comenzó en marzo de 2011 con la sangrienta represión de las protestas en favor de la democracia, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH). En vísperas del noveno aniversario de la guerra, el emisario de la ONU para Siria, Geir Pedersen, lamentó la duración de una contienda "horrible", "prueba de un fracaso colectivo de la diplomacia".
Gracias al apoyo de Rusia e Irán y a bombardeos devastadores, el régimen reconquistó a partir de 2015 las regiones de las que se habían apoderado los insurgentes y ahora controla más del 70% del país.
El principal frente de guerra hoy, en la región de Idlib, el último gran bastión yihadista y rebelde en el noroeste, es escenario desde comienzos de marzo de una tregua precaria, tras meses de ofensiva del régimen. En virtud del alto el fuego, desde este domingo habrá patrullas conjuntas de Rusia y Turquía, que apoya a los grupos rebeldes, en Idlib.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, lamentó esta semana "una década de combates que solo han traído ruinas y miseria". "Los civiles están pagando un altísimo precio", senaló en un tuit.
La mecha de la revuelta prendió en Deraa (sur), cuando unos adolescentes, inspirándose en la Primavera Árabe de Túnez y Egipto, escribieron lemas contra Asad en los muros del colegio. Las manifestaciones se propagaron a las grandes ciudades. A raíz de la represión surgieron facciones rebeldes. El conflicto se volvió aún más complejo con la aparición de los yihadistas, sobre todo del grupo Estado Islámico (EI) y la intervención de potencias extranjeras.
La guerra ha provocado el éxodo de más de 11 millones de personas, desplazadas y refugiadas, que a veces se apiñan a las puertas de Europa.
"Cientos de miles de personas han sido arrestadas, secuestradas o están desaparecidas. Las violaciones de los derechos humanos, los crímenes, la destrucción y la miseria han alcanzado una escala monumental", afirmó el sábado Pedersen.
La activista de derechos humanos Hala Ibrahim abandonó los barrios rebeldes de Alepo (norte), reconquistados por el régimen a finales de 2016, para buscar refugio en la región aledaña de Idlib. "Lo hemos perdido todo. He abandonado la universidad, mi casa que fue bombardeada", agregó la treintañera.
Con el apoyo de Rusia, el régimen lanzó en diciembre el asalto a la región de Idlib, antes de aceptar un alto el fuego que entró en vigor el 6 de marzo. La ofensiva provocó la muerte de casi 500 civiles, según el OSDH, y el desplazamiento de alrededor de un millón de personas, según la ONU.
Fracaso diplomático
No solo han fracasado las iniciativas diplomáticas para poner fin a la guerra, sino que hoy en día hay cinco ejércitos extranjeros implicados de alguna forma en Siria.
La guerra ha destrozado las infraestructuras del país, con daños estimados en unos 400.000 millones de dólares. "Tendremos que restablecer los servicios básicos y reconstruir hospitales y colegios", señaló el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Pero más allá de la reconstrucción, la organización insiste en que "habrá que ayudar a la población a curar las secuelas físicas y psicológicas de tantos años de sufrimiento".
eal (afp, ap)
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