Merkel y Sarkozy estrechan filas
12 de noviembre de 2007¿Qué tienen en común Angela Merkel y Nicolas Sarkozy, aparte de que acaban de visitar al presidente Bush en Estados Unidos y de que ambos se ven confrontados con la amenaza de sendas huelgas de ferrocarriles? En cuestión de estilos, la calma de la canciller alemana difiere de la forma hiperkinética de gobernar que tiene el presidente francés. Pero, en materia política, pese a varias diferencias, los une la voluntad de cerrar filas frente a los desafíos del momento. Y estos no faltan, comenzando por la porfiada pugna en tono al programa atómico iraní: Merkel y Sarokzy manifestaron pleno acuerdo en cuanto a que Teherán no debe disponer de armas atómicas.
Integración con bemoles
Pero el tema central del encuentro, que tuvo lugar en el marco de las ya tradicionales reuniones semestrales de los gabinetes de París y Berlín, fue esta vez la política de integración de los inmigrantes. Un asunto candente tanto para Francia, que en el año 2005 fue escenario de violentos disturbios en los suburbios de la capital, como para Alemania, donde la incorporación de los extranjeros y sus descendientes ofrece todavía problemas sin resolver.
Los gobernantes no se limitaron a anunciar la voluntad de diseñar estrategias conjuntas en la materia, sino que discutieron el tema con escolares “con trasfondo migratorio”, como se estila decir en el lenguaje oficial germano. En esa conversación, Merkel y Sarkozy se vieron confrontados con puntos de vista no del todo coincidentes con los propios. Por ejemplo, una chica opinó que lo fundamental es “la cultura receptora” y no el comportamiento de los inmigrantes. La canciller alemana, por su parte, volvió a subrayar la importancia del dominio del idioma del país, en este el caso el alemán, mientras el presidente galo hizo hincapié en que “la peor enemiga de la integración es la inmigración ilegal”, porque puede reventar los sistemas sociales.
Aventuras compartidas
También los diversos ministros franceses y alemanes se aventuraron a salir de los recintos gubernamentales para visitar diversos lugares en que se desarrollan iniciativas dirigidas a fomentar la integración. La más curiosa de todas esas actividades fue la que realizaron los titulares de Relaciones exteriores de ambos países, Bernard Kouchner y Frank-Walter Steinmeier, a quienes les correspondió incursionar en el campo del canto: ambos acudieron a un estudio de sonido para participar en la grabación de una canción compuesta por un joven músico de ascendencia turca. Una experiencia original que, sin duda, sirvió al menos para unir a ambos ministros en una aventura que, de seguro, formará parte de su anecdotario común. Y eso también es parte de la integración franco-germana.