Medio siglo ayudando a América Latina
20 de marzo de 2012Hace 50 años, un exiliado judío que dejó Alemania durante la Segunda Guerra Mundial para buscar asilo en Brasil volvió de nuevo a su tierra natal con una idea. Su estancia en el gigante latinoamericano le abrió los ojos a una realidad que ya nunca le dejó indiferente. Este alemán era el Profesor Doctor Hermann Görgen; la realidad que vio fue la pobreza y la marginación en el hermoso continente latinoamericano. Y su idea se llamó Lateinamerika-Zentrum (LAZ).
“Hace 50 años, el LAZ se fundó para ayudar a la gente de Latinoamérica que pasa necesidad” informó el presidente de la fundación, Hermut Hoffmann, en su discurso introductorio en la ceremonia del aniversario del Lateinamerika-Zentrum, que tuvo lugar el 20 de marzo en el edificio de Deutsche Welle, en Bonn. “Gracias al gran compromiso del señor Görgen, hemos podido llevar a cabo más de 1000 proyectos en 19 países latinoamericanos con objetivos a largo plazo y sostenibles para luchar contra la pobreza.”
Enseñando el camino
Hoffmann recalcó, no obstante, que la ayuda en sí misma no vale, y es algo que el LAZ lleva por estandarte: la promoción de la “ayuda para la autoayuda”. Y es que de nada sirve ayudar a mejorar las condiciones de vida de las regiones más necesitadas si, al terminar el proyecto, todo vuelve a la situación inicial.
“Nuestro grupo meta recibe una base importante para que se convierten en gestores de su propia vida y para que ellos puedan cambiar su vida por si mismos”, reza la página web de la asociación. El Lateinamerika-Zentrum pone su foco en la educación y la formación de la población afectada para que, al final de su participación, los ayudados puedan subsistir por sí mismos. “Ayudamos a los necesitados y les animamos a encontrar por sí mismos un camino para salir de su estado de necesidad”, afirma Hoffmann.
Proyectos varios
Así, el LAZ ha llevado ordenadores y acceso a Internet, por ejemplo a una zona a orillas de río Amazonas donde la población se encontraba “aislada” del mundo a causa de falta de electricidad y comunicaciones, o ha mejorado la tecnología agrícola de los plantadores de café en Antioquia, o ha creado escuelas y clínicas en Perú, o ha enseñado a niños de preescolar a cuidar de un trozo de jardín para concienciarlos de la necesidad de cuidar la naturaleza. Todo esto en cooperación con organizaciones latinoamericanas de ayuda, generalmente ONGs que no tienen acceso a grandes programas de asistencia.
Con los ojos puestos especialmente en los niños, mujeres, minusválidos y descendientes de los indios latinoamericanos, los puntos principales que el LAZ ha promovido siempre han sido la educación y la salud, aunque cada vez más también la protección del medio ambiente por medio de proyectos sostenibles que, a la vez, ayudan a mejorar la vida de los habitantes de la zona afectada.
Hacia el futuro
Este interés en promover la sostenibilidad en Latinoamérica demuestra que el LAZ no se ha estancado en el pasado: ha avanzado y se ha desarrollado, al igual que lo ha hecho el mismo continente. “Hoy en día vemos una Latinoamérica muy diferente a la que veíamos hace 50 años”, admitió Paul Garaycochea, portavoz del Ministerio Federal de Cooperación y Desarrollo. “Antes suponía un desafío; sin embargo, en la situación actual ya no es parte del problema, sino de la solución.”
Ciertamente, la situación ha cambiado y mejorado mucho en el continente Latinoamericano, pero eso no significa que el trabajo del LAZ haya finalizado. Todavía queda mucho que hacer. “En los últimos siglos, Latinoamérica ha desarrollado muchos cambios sociales y políticos. Desde gobiernos sociales, liberales y conservadores hasta factores nacionalistas y populistas: este continente lo ha vivido todo” afirmó Hoffmann. “Latinoamérica ha tenido una historia muy movida, y tiene un futuro lleno de esperanza por delante.”
Y así como en los últimos 50 años el LAZ la ha acompañado y apoyado en su crecimiento, espera seguir haciéndolo en las próximas décadas.
Autora: Lydia Aranda Barandiain
Editor: Enrique López Magallón