Es un héroe para todos aquellos a los que sacó de la sitiada Mariupol. El dice, que era lo mínimo que tenía qué hacer. Mychailo Puryshev estaba en Kiev cuando comenzó la guerra, pero el club en el que ganaba su dinero hasta ahora, y es su orgullo, se encuentra en Mariupol. Un lugar para festejar, bailar y olvidarse de la vida cotidiana, con más de una docena de empleados y sus familias. Al menos Mychailo quiere salvarlos del bombardeo ruso, y simplemente se marcha en un minibús rojo que compró especialmente para ello. A él no le importa si tiene que pasar por zonas de peligro como en los puestos de control. Además, ha viajado de Kiev a Mariupol unas seis veces en las últimas semanas, cada vez llevando alimentos y medicinas a la ciudad asediada y llevando gente a Kiev. El ya ha visto hasta lo inimaginable. Hasta ahora, no había sabido amar a un país. Ahora, dice, lo sabe, y quiere seguir luchando por una Ucrania libre. Un reportaje de Mathias Bölinger.