Los más impresionantes parques y jardines de Europa
El Viejo Continente es un gran lugar para cualquiera que ame la jardinería paisajística. Aquí les presentamos una selección de algunos de nuestros jardines favoritos.
Parque Príncipe Puckler, Bad Muskau (Alemania)
El príncipe Hermann Ludwig Heinrich von Puckler-Muskau era un visionario de jardines excéntrico y talentoso. A principios del siglo XIX, creó un jardín paisajístico inglés alrededor del Palacio Nuevo, en Bad Muskau. Este oasis verde, que abarca unas 830 hectáreas, es patrimonio de la humanidad de la Unesco desde 2004.
Jardines de Dessau-Worlitz (Alemania)
El duque Leopoldo III de Anhalt-Dessau creó en el siglo XVIII un parque al estilo de un jardín inglés a orillas del río Elba. Lo revolucionario para su época es que lo abrió al público. También integró vías fluviales naturales y artificiales, miradores, islas, vistas, esculturas y arquitectura. El resultado fue una obra de arte colectiva que aún hoy fascina a la gente.
Los palacios y parques de Potsdam (Alemania)
Peter Joseph Lenne fue uno de los jardineros paisajistas más productivos de su tiempo y trabajó en los jardines de la corte prusiana por 50 años en el siglo XIX. El parque del Palacio Sanssouci de Potsdam, que él mismo amplió y rediseñó, es hoy patrimonio de la humanidad.
Jardines de Herrenhausen, Hannover (Alemania)
El Gran Jardín de Herrenhausen es actualmente el único jardín barroco original de Alemania. Solo sobrevivió porque los reyes de Hannover nunca se interesaron por él. Mientras gobernaron Inglaterra, desde 1714 hasta 1823, decidieron recortar los gastos en Alemania. Así, mientras en otros lugares se crearon nuevos jardines paisajísticos, Herrenhausen permaneció intacto.
Los jardines de Versalles (Francia)
Versalles es uno de los complejos palaciegos más grandes de Europa. Sus jardines barrocos inspiraron a muchos monarcas europeos. El jardinero del rey Luis XIV, André Le Notre, se encuentra entre los paisajistas más importantes de todos los tiempos. Versalles fue la obra de su vida. Las formas estrictas simbolizan el triunfo del hombre sobre la rebelde naturaleza. Un monumento verde al poder.
Jardín del Castillo de Villandry (Francia)
En el valle del Loira se encuentra uno de los jardines más visitados de Francia. Forma parte de los terrenos del Castillo de Villandry. Creado en 1906, este oasis verde se caracteriza por distintos motivos florales y formas geométricas.
El jardín de Monet, Giverny (Francia)
Los artistas tienden a tener habilidad para la jardinería. Cada año, más de 500.000 personas viajan a Normandía, en Francia, para visitar el jardín del pintor impresionista Claude Monet, a quien le encantaba este oasis verde y siguió comprando nuevas plantas hasta que el jardín de Giverny se convirtió en una jungla. Los nenúfares se convirtieron en su motivo más famoso.
Villa d'Este, cerca de Roma (Italia)
Italia fue pionera en el diseño de jardines que adornaban una lujosa finca rural. Los jardines de Villa d'Este datan del siglo XVI. Cuentan con numerosas fuentes de agua al más puro estilo renacentista y son patrimonio de la humanidad de la Unesco desde 2001.
Jardines moriscos de la Alhambra, Granada (España)
Los jardines moriscos de la fortaleza de la Alhambra, en Granada, destacan como un paraíso en medio del árido sur de España. Se originaron en el siglo XIII e inspiraron a toda la región del Mediterráneo. El Generalife, entonces palacio de verano del califa, está rodeado de estos refrescantes jardines con sus ingeniosos sistemas de fuentes. Aquí, el agua tintinea y salpica por doquier.
Jardines del Castillo de Sissinghurst (Reino Unido)
El Castillo de Sissinghurst cuenta con uno de los jardines más famosos de Inglaterra. Fue creado a partir de 1930 por la escritora Vita Sackville-West y su esposo. El jardín combina una sensualidad elegante y formas estrictas.
Jardines privados británicos (Reino Unido)
Los británicos están obsesionados con los jardines. Cada verano, cientos de personas en Londres y en otras partes de Reino Unido abren sus jardines privados al público. Muchos sirven té y pasteles, y muchos también cobran una pequeña tarifa de entrada. Las ganancias generalmente se donan a una buena causa. Esta idea se ha extendido por toda Europa.