"Los cascos azules ya no brindan la protección de antes"
29 de mayo de 2018"Nadie ataca a un oponente más fuerte que él". Una potente razón para fortalecer a sus propias tropas. Armarlas de tal manera que se conviertan en un riesgo para el potencial agresor. Solo de esta manera se puede preservar la seguridad de los soldados, solo de esta manera se pueden adaptar a los desafíos de tiempos cada vez más marcados por la violencia y la brutalidad. "Desafortunadamente, las tropas enemigas no entienden sino el lenguaje de la fuerza".
Así describe los nuevos desafíos de los "Cascos azules” de la ONU el teniente general Carlos Alberto dos Ramos Cruz, quien en nombre del secretario general de la ONU, Antonio Guterrez, realizó un estudio para "mejorar la seguridad de las fuerzas de paz de Naciones Unidas”.
Hasta 2015, 3.300 soldados habian sido asesinados durante misiones de paz. En 2017, se reportaron otras 200 muertes. En particular, desde 2011 ha crecido el número de muertes en las filas de los Cascos azules, dice el informe. Ante la grave situación, Naciones Unidas y los países miembros han tenido que adaptarse a una nueva realidad: "Los cascos azules y la bandera de Naciones Unidas ya no ofrecen la ‘protección natural' que solían dar”.
Los "nuevos" conflictos
El estudio de Cruz se publicó justo antes del 70 aniversario del primer despliegue desarmado de observadores militares de la ONU en 1948. Su tarea: monitorear el alto el fuego en la recién terminada Guerra de Palestina, después de la fundación de Israel. La primera unidad armada, llamada Fuerza de Respuesta de Emergencia de Naciones Unidas, fue desplegada durante la Crisis de Suez de 1956.
Los "cascos azules" ya no son enviados a lugares de conflictos "clásicos", que enfrentan a Estados nacionales, sino a aquellos donde hay pugnas con origenes completamente diferentes. "Los actos violentos son el resultado de amenazas a la seguridad provenientes de conflictos armados, terrorismo, disturbios civiles violentos y delitos", dice el informe Cruz. Naciones Unidas está actualmente activa en 15 misiones de mantenimiento de la paz con más de 110.000 personas en todo el mundo, en su mayoría en África.
"No saben qué son los cascos azules"
En este nuevo tipo de misiones, los "cascos azules" se enfrentan a actores armados que desconocen por completo las Naciones Unidas y, sobre todo, el sistema y la autoridad detrás de ellas. El general Balla Keita, comandante en jefe de la Misión Minusca, con la que se busca la pacificación y detención de la guerra civil en la República Centroafricana, dijo en una entrevista con la red de TV alemana ARD que sus tropas se enfrentaban, a menudo, a jóvenes armados de 16 o 18 años de edad que nunca habían oído de la existencia de Naciones Unidas. "No saben lo que son los cascos azules, y si obstaculizas su camino, te conviertes en el objetivo", dice el general.
Por ello, los Cascos azules deben tener la capacidad de "neutralizar a los agresores, de lo contrario los soldados serán las víctimas”. Esa es, según Balla Keita, "la única forma en que las tropas pueden cumplir su misión".
El politólogo alemán Klaus Dieter Wolf concluye que "en la realidad, los límites entre el mantenimiento de la paz y la intervención militar se han vuelto fluidos".
Kersten Knipp (jov/er)