LGBTI: Huir de Latinoamérica a un destino incierto
15 de agosto de 2019Muertos por ser, amar o sentir. La vida es, demasiado a menudo, el precio que se paga en Latinoamérica por reconocer la propia identidad. Entre 2014 y junio 2019, casi 1.300 miembros de la comunidad de lesbianas, gais, bisexuales, trans e intersexuales (LGBTI) fueron asesinados en la región. Al menos, que se sepa, y dejando a Brasil fuera del conteo.
"Hay un retroceso político en la región en lo que a la situación de las personas LGBTI se refiere”, dice a DW Ina Wolf, experta del proyecto "Queer Refugees Deutschland”, que organiza la Asociación de Lesbianas y Gais de Alemania (LSVD, por sus siglas en alemán). Entre los factores que han conducido a esta coyuntura, especialmente adversa para las minorías sexuales, Wolf cita las acciones y el discurso de gobiernos como el de Jair Bolsonaro en Brasil, así como el auge de las "radicales” iglesias evangélicas.
Estas confesiones están ganando cada vez más terreno entre la población y en el discurso mediático y han abanderado la lucha contra la "ideología de género”, término paraguas en el que se sitúan gran parte de los avances en materia de derechos humanos de las mujeres y las personas LGBTI logrados en los últimos años.
En este contexto, muchas personas cuya vida está en peligro por vivir libremente su orientación sexual o su identidad de género escogen huir a otro lugar donde estén expuestos al menos a un menor nivel de violencia y discriminación. Europa es uno de los destinos predilectos. Sobre todo, señala Wolf, desde que existen mayores dificultades para tomar la ruta hacia Estados Unidos a través de México.
Sin embargo, no es tan fácil determinar con certeza cuántos refugiados LGBTI llegan a los países europeos. DW se puso en contacto con la Oficina Federal de Migración y Asilo de Alemania (BAMF, por sus siglas en alemán), que respondió que no recogen este tipo de datos. Los datos de solicitantes de asilo son organizados por países de origen. Hasta el 31 de julio de 2019, 887 personas americanas (incluyendo países no hispano o lusoparlantes como Suriname y Bahamas) habían solicitado asilo en Alemania.
De forma similar respondió a DW el Ministerio del Interior de España, país que por sus profundos vínculos históricos y culturales con Latinoamérica es algo así como el destino natural de quienes huyen a través del Atlántico. Las causas por las que estos solicitantes de asilo llegan a territorio español, sin embargo, no se incluyen en las estadísticas "por razones de confidencialidad”, dijo un portavoz ministerial. Pero en comparación con Alemania, el número de solicitudes latinoamericanas es grande: hasta el 30 de junio de este año se presentaron 40.826, contando solo Venezuela, Colombia, Honduras, Nicaragua y El Salvador.
Desde la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), lamentan que no se conozca todavía este dato. CEAR dijo a DW que, en cualquier caso, el reconocimiento de asilo por esta causa ha mejorado en España, aunque todavía hay "lagunas".
Más refugiados LGBTI latinoamericanos en Alemania
En Alemania, no obstante, LSVD lleva un recuento propio gracias a sus proyectos con refugiados LGBTI. Pero en este país, estos solicitantes de asilo latinoamericanos son menos. Wolf dijo a DW que en 2018 fueron cuatro: dos personas de Venezuela, una de Colombia y otra de Cuba. Pero en lo que va de 2019 son ya 14 los casos, provenientes de Haití, Brasil, Honduras, Nicaragua, Colombia, Venezuela, Cuba y Trinidad. Aunque sigan siendo minoritarios, Wolf ve claro que "cada vez tenemos más refugiados LGBTI latinoamericanos en Alemania”.
Pero la realidad va más allá de los números. Alfredo Pazmiño, de origen peruano y naturalizado español, lleva muchos años trabajando con este colectivo en su nuevo hogar con organizaciones como la Fundación Triángulo o Kif Kif. "Legalmente en España tenemos todas las garantías para que una persona LGBTI pueda solicitar el asilo”, explica a DW. "Otra cosa es que de manera real no esté funcionando del todo bien”.
Pazmiño subraya que las desigualdades económicas y sociales ya crean ya obstáculos para muchos potenciales refugiados. "Muchas personas analfabetas o que fueron abandonadas por su familias ni siquiera saben que tienen derecho a una protección internacional, o tienen una personalidad tan machadada que no se atreven a solicitarla”. Incluso nacer en un sitio u otro puede resultar determinante: "Muchas veces tampoco tienen dinero para desplazarse de las zonas rurales a la capital, que es desde donde se toman los aviones a Madrid”. Y poder permitirse llegar al aeropuerto de Barajas no basta, pues luego viene un sistema a su juicio "caótico”, en el que solo los "privilegiados” o aquellos que tienen el apoyo de las ONG especializadas logran desenvolverse.
Wolf apunta a problemas similares en Alemania. "El sistema de asilo podría mejorar mucho en lo relativo a los alojamientos y refugios”, sostiene. En su experiencia, los refugiados LGBTI se enfrentan a realidades muy difíciles cuando son alojados en grandes centros o en instalaciones como los polémicos Ankerzentren bávaros, pues si son visibles están expuestos a la violencia y la discriminación por parte de otros refugiados. Como ocurre a menudo, personas trans son en este sentido el colectivo más vulnerable. ¿Es Alemania una alternativa para los refugiados LGBTI latinoamericanos? "Jein", responde Wolf: sí y no.
Pazmiño insta a resolver todas estas lagunas en los sistemas de asilo europeos pero, sobre todo, a trabajar más sobre el terreno con cooperación al desarrollo. Pide firmeza "en las mesas de negociación donde se sientan nuestros representantes públicos y políticos, donde se habla de agricultura, de carreteras o de energía, pero no de derechos LGBTI”.
(ers)
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