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Sociedad

“La mujer es la principal víctima del cambio climático”

Maximiliano Monti
14 de noviembre de 2017

Mujer, indígena y campesina, Melania Canales Poma lidera un movimiento latinoamericano que exige a las autoridades mundiales sumar a las mujeres a la lucha contra el cambio climático

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Bonn COP23 Klimakonferenz 2017
Imagen: DW/Maximiliano Monti

Ella es una quechuaparlante que aprendió a hablar el español por obligación, cuando empezó la escuela, como exige la ley. El día de su nacimiento, según le confesó su madre años más tarde, el hecho de que fuese a ser niña –en vez de niño– no fue bienvenido. “Dénsela al perro”, fue la frase que usó su padre al enterarse de no sería un varón el que continuaría su legado. Melania Canales Poma, vicepresidenta de la Organización Nacional de Mujeres Indígenas Andinas y Amazónicas del Perú (ONAMIAP), predica desde su infancia los valores que la trajeron a la Cumbre Mundial del Clima en Bonn (COP 23). “Hemos venido a demandar que todas las políticas públicas sobre cambio climático tengan un enfoque de género”, afirma esta indígena quechua y campesina de Ayacucho, en las tierras altas del Perú, donde la vertiente oriental de la cordillera de los Andes empieza a convertirse en selva.

La mujer indígena es la que asume la tarea cotidiana de criar a sus hijos mientras los varones pasan largas temporadas trabajando en la ciudad. Tierra adentro la historia es distinta. En las comunidades marginadas son las mujeres las que cuidan de la salud, la vestimenta y la alimentación de los niños y los ancianos, las generaciones que vieron el esplendor y la decadencia de este territorio. “Somos las mujeres las que seleccionamos las semillas para cultivar y garantizar la seguridad alimentaria”, agrega Canales Poma. “Sin embargo, nosotras no aparecemos. Muchas veces los hombres indígenas hablan por nosotras. Pero nosotras también queremos hablar. Las mujeres indígenas luchamos por derechos colectivos que son tierra y territorio, pero luchamos por derechos individuales: a tomar decisiones y a la no violencia contra la mujer”.

DW: ¿Qué tiene que ver el cambio climático con la igualdad de género?

MCP: Las mujeres somos quienes transmitimos nuestra cultura. Tenemos los conocimientos y saberes ancestrales y, como estamos más cerca de nuestros hijos que los varones, les transmitimos estos conocimientos, inclusive el de la lucha contra el cambio climático. Las mujeres tenemos que participar de los debates porque todavía, en nuestras comunidades, no somos visibles ni escuchadas. Las mujeres no estamos todavía en los espacios de poder de decisión. Por estas razones, las estrategias de cambio climático deben ser implementadas de forma equitativa.

DW: ¿Cómo puede una conferencia sobre el clima aportar a sus causas?

MCP: La adaptación al cambio climático tiene que tener en cuenta los conocimientos de las mujeres. No solamente el de los varones. Somos las mujeres las que cocinamos para nuestros hijos y, muchas veces, el agua está contaminada o las fuentes se secaron y tenemos que ir muy lejos a buscarla. Nosotras somos las que lavamos la ropa, producimos las plantas de la agricultura, estamos en la crianza de los ganados.

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De ahí que el cambio climático afecta a las mujeres de manera diferenciada. Sobre todo en nuestras comunidades en el Perú, muchos de los hombres varones se van a las ciudades y zonas urbanas en busca de trabajo. Mujeres, ancianos y niños los que quedamos en las comunidades. Somos las mujeres las principales víctimas del cambio climático.

DW: ¿Cuál es el rol tienen las mujeres en esta tradición del varón como jefe de familia cuando son las propias mujeres las que crían a los niños que serán los adultos del futuro?

MCP: Las mujeres justificamos la violencia muchas veces. Venimos trabajando la autorreflexión. Queremos el buen vivir de nuestras comunidades, varones y mujeres respetándonos sin imposición, sin autoritarismo, sin que nos subyuguen. Queremos trabajar de forma armónica y en igualdad de condiciones y para ellos tiene que haber oportunidades de formación y capacitación para las mujeres.

Como era hija única, mi papá me llevaba a la escuela y mi abuela, la madre de mi padre, le preguntaba: “¿Para qué le educas? Ella se va a casar y va a servir al hombre”. Él respondía: “es mi única hija y por lo tanto tengo que educarla, aunque sea saldrá profesorita”. No basta con ser mujer para garantizar los derechos de la mujer. Por tenemos que trabajar con nuestras hermanas para una autorreflexión.

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Imagen: DW/Eline Vannes

“Todos somos iguales”

La historia de su infancia es una metáfora de lo no debía ser: muy temprano en su vida, Melania se rebeló a su padre, estudió en la escuela y hoy es una de los líderes indígenas más influyentes de su país. Su rol de madre empieza por enseñarle a su hijo “que todos somos iguales. Que él también tiene que ayudar en las labores de la casa, criar los animales, lavar los platos, barrer, cocinar, pero que también tiene que estudiar”.

El comodín de esta edición 23° de la COP será, si todo sale según lo previsto, un combo de iniciativas transformadoras que incluye una plataforma para apoyar a los pueblos indígenas y un Plan de Acción de Género. Para Melania, todo cambio debe tener la fuerza de una transformación.

Autor: Maximiliano Monti (EAL)