Las malas decisiones castigan a ThyssenKrupp
11 de diciembre de 2012
Tiene 180 mil trabajadores repartidos en 80 países del mundo. Su fuerte es la producción de acero, pero también se encarga de fabricar ascensores, partes de vehículos y de entregar servicios. ThyssenKrupp es una de las mayores empresas de Alemania, tanto que en 2005 anunció con pompa que construiría unas enormes industrias en Brasil y Alabama, Estados Unidos. Eran otros tiempos. Esta semana, la compañía informó que su ejercicio financiero 2011/2012 presentaba pérdidas por casi 4.700 millones de euros.
Buena parte de ese dinero se fue en amortizar el valor de esas fábricas construidas en América, cuya baja productividad y permanentes problemas medioambientales, así como sucesivos incrementos en sus costos de construcción, llevaron a la empresa a decidir deshacerse de ellas. Y con ellas se van tres altos cargos, a quienes se acusa de “inmensos daños financieros” a la empresa. Se habla incluso de negocios sucios.
Acusaciones de corrupción
La construcción de la planta en Brasil ha significado un sinfín de dolores de cabeza para ThyssenKrupp. Primero, porque su costo inicial de 1.300 millones de euros se vio multiplicado por cuatro debido a malas decisiones. Segundo, porque ha debido enfrentar, desde su puesta en marcha en 2010, innumerables problemas por acusaciones de contaminar los poblados aledaños. Y tercero, porque surgieron numerosas sospechas de corrupción e incluso acusaciones de vínculos con el crimen organizado.
Para zanjar de una vez la situación, el presidente ejecutivo de la compañía, Heinrich Hiesinger, decidió despedir a la mitad del directorio y a exigir a sus colaboradores cambios “en la cultura de liderazgo”, como dijo el martes (11.12.2012). A su juicio, todo el embrollo con las fábricas “no sólo ha provocado enormes daños financieros. También hemos perdido confiabilidad y credibilidad”, ambos factores que son vitales en el mundo de los negocios.
Nada que repartir
Las pérdidas del año fiscal 2011/2012 de 4.700 millones de euros son elevadísimas si se comparan con el ejercicio anterior, donde las cifras rojas llegaron hasta los 1.500 millones de euros. Buena parte de ese incremento responde a las amortizaciones para sus flamantes fábricas de Estados Unidos y Brasil, las que se encuentran en proceso de venta. Al menos para la de Brasil ya habría interesados, aunque las ofertas han sido tan bajas que la compañía se vio forzada a recortar la valoración de sus filiales de 7 mil millones de euros a 3.900 millones.
Una vez que se haya desprendido de esos activos, que hasta ahora solamente han significado un lastre para el gigante acerero, la empresa espera estar en condiciones de invertir en otros negocios, aunque las pérdidas son tan grandes que no se prevé una recuperación durante 2013, y ni siquiera de acá a 2015 según algunos expertos. A tanto llega el asunto que por primera vez en su historia la empresa no repartirá dividendos entre sus accionistas. Y esa es sólo la primera de muchas medidas que se anunciarán para revertir los números rojos.
Autor: Diego Zúñiga
Editor: Enrique López