Las avispas y la salvación de Cranach
21 de marzo de 2005
Este óleo es una de las más importantes obras del pintor alemán Lucas Cranach, El Mayor. Considerado patrimonio cultural de la reformación alemana, "El compromiso matrimonial de santa Catharina", se encuentra empotrado en el altar de la catedral de Erfurt, en el sureste del país.
Tras tan "fatídico hecho", las autoridades episcopales debatieron largo y tendido sobre cómo desterrar la plaga. Así que después de descartar toda suerte de armas, decidieron atacar a la dañina anobium punctatum con una lariophagus distinguendus. Dicho en castellano, los obispos optaron por la guerra química contra las polillas utilizando avispas come carcoma como arma biológica.
Audacia de obispo y sabiduría de ambientalista
Hasta ahora las "armas biológicas" se habían empleado más en cultivos "naturales". El que Santa Catharina fuera expuesta a todo un enjambre de hambrientas avispas se considera en el mundo de los restauradores de arte como una "revolución".
Y, como ante todo desafío, se necesitan personas con arrojo. El experto en maderas de la catedral de Erfurt fue quien hizo la exitosa propuesta. Erhard Heinemann de Apolda ya había experimentado con insectos en otros casos. Heinemann había logrado liberar a varios libros del gusano panadero o stegobium paniceum con la misma avispa come carcoma.
El gas es uno de los medios más corrientes para ahuyentar insectos que se han apoderado de obras de arte, construcciones u objetos de madera o papel. El método con gas que deja a las alimañas sin oxígeno no es precisamente saludable para el medio ambiente, amén de ser más costoso que la "contratación" de avispas.
Todos necesitamos la temperatura ideal
Pero dichas avispas no son tan modestas como se creyera: estos insectos necesitan una temperatura constante de 20° centígrados para reproducirse, vivir y comer como la naturaleza manda. Nada fácil en una inmensa catedral difícil, o acaso imposible de mantener a tales temperaturas por varias semanas. Máxime cuando afuera reinan 10 ó más grados bajo cero.
Por ello, fue construida una tienda especial sobre el altar de Santa Catharina que llenara las condiciones mediterráneas que las avispas necesitan para "trabajar". Tan pronto como al interior de la carpa se midieron los 20°, tarea que duró diez días completos, se introdujeron 3.000 avispas hembras que, siguiendo el ciclo biológico, se reproducen garantizando un buen número de las urgidas "comensales".
Cenándose al anfitrión
La avispa come polillas alimenta a sus larvas con insectos vivas. Primera elige a su presa, le clava una ponzoña para paralizarla y pone un huevo en su cuerpo. En cada puesta, dicha avispa puede producir hasta 60 huevos. Una vez que sus propias larvas salen de la caparazón, comienzan a devorarse a los animales "anfitriones". En la carta gastronómica de la lariophagus distinguendus se cuentan unos 11 coleópteros. Esta avispa tiene un gran sentido del olfato. Su minúsculo tamaño de apenas 0,6 milímetros le sirve además, para recorrer los laberintos fabricados por las polillas.
Cranach: fundador del arte protestante
Hasta ahora todo parece funcionar a la perfección. A finales de marzo se esperan los resultados. El canónigo arquitecto, Andreas Gold, espera soltar más avispas en verano para restaurar otras piezas del maestro Lucas Cranach, El Mayor. Cranach que viviera entre 1472 y 1553, es considerado como el "creador del arte protestante". Uno de sus mejores amigos no podía ser otro que Martín Lutero.