La Primera Guerra Mundial, sobre el escenario
25 de marzo de 2014“En Europa, las luces se apagaron”, dijo el Ministro de Asuntos Exteriores británico Edwasrd Grey el 1 de agosto de 1914. Y también se apagan ahora en los escenarios europeos. Cien años después de su comienzo, la Primera Guerra Mundial sigue muy presente en el Viejo Continente: en periódicos, en películas, en literatura, y también en obras de teatro.
“Front” es el título de la obra del belga Luk Perceval, director principal de la compañía teatral Thalia Theatre. Actualmente esta obra se escenifica en Hamburgo con su original y característica “polifonía”: se trata de una obra europea, actual y multilingüe. Para ella, Perceval utilizó como fuentes dos conocidos libros sobre la Primera Guerra Mundial: “Sin novedad en el frente”, de Erich Maria Remarque, y “El fuego: diario de una escuadra”.
En el primero se cuenta la historia del soldado Paul Bäumer, quien se alistó a las filas junto con sus compañeros de escuela animado por sus profesores. El segundo describe las experiencias de un oficial veterano de Flandes en el día a día del frente. Además, Perceval completó su guión con documentos fidedignos, como cartas postales, para dar más realismo a la historia.
¿Pero cómo se puede representar en un escenario las letales esperas, o la miseria en las trincheras, o los ataques de los gases tóxicos? “No se puede”, declara Perceval. “Hay cosas, como la muerte durante la guerra, que simplemente no se pueden poner en escena. Yo he omitido intencionalmente todos los signos externos que pueden hacer referencia alguna a ellos”, añade. Con ello, Perceval ha creado una obra de teatro que se aleja de la concepción clásica de la misma, un “réquiem para los soldados desconocidos”, en sus propias palabras.
Diferentes puntos de vista
Otros directores han optado por otros enfoques para retratar los horrores de la guerra sobre el escenario. Por ejemplo, la obra “War Horse – Gefährten” (Caballo de guerra – compañeros), en la que el papel principal lo tiene un equino. Se trata de la historia de un joven inglés que envía a su caballo al ejército, y que más tarde se alista a filas en la guerra para encontrarlo de nuevo. Tres actores se encargan en esta obra de dar movimiento a un caballo hecho con bambú, aluminio y tela.
“Agonie”, una producción del la Compañía Teatral Alemana de Berlín, cuenta la vida y muerte de la familia Romanov en julio de 1918 con una lujosa puesta en escena con trajes de época. La obra “Weltkrieg für alle” (“Guerra mundial para todos”), de John von Düffel, representa en Wiesbaden una guerra mundial revolucionaria ficticia en el año 1969. En ella se retratan las traumáticas consecuencias que viven los soldados de antaño, así como los hijos de sus hijos.
Las víctimas del otro lado del mundo
En el Teatro de Viena se escenifica este año la gigantesca obra de teatro de Karl Klaus “Die lezten Tage der Menschheit” (“Los últimos días de la humanidad”), cuya representación dura, según los cálculos del autor mismo, cerca de 10 sesiones vespertinas, y cuenta con un reparto de 500 papeles. En esta obra se recuerda que también Australia perdió muchos hombres en la guerra: cerca de 60.000 australianos murieron en los campos de batalla en Europa. Por eso, en esta obra, la guerra europea se lleva a Sidney, donde descendientes de los soldados nativos representan cómo sus antecesores vivieron, lucharon y murieron.
Y en la obra “Weltenbrand”, que se escenificó en Múnich el pasado mes de enero, también se recordó al público la culpabilidad personal de los científicos que contribuyeron con sus creaciones a la masacre de la guerra. La obra presenta a la esposa de Fritz Haber, el inventor de los gases tóxicos, que torturada por la culpa de su marido, acaba disparándose en el corazón con el arma del mismo Fritz.
Un variado panorama teatral que, a fin de cuentas, representa un aspecto claro como el agua: cien años después de la masacre de la Primera Guerra Mundial en Europa, a día de hoy se sigue recordando con tristeza, incredulidad y dramatismo.
Autor: Jan Ludwig / Lydia Aranda Barandiain
Editor: Enrique López