La planta mágica: fuente de combustible natural
13 de diciembre de 2005"Las semillas de la Jatropha tienen la forma de una nuez, aunque son un poco más pequeñas. Cuando su cáscara exterior, que normalmente es de color verde, empieza a tomar una tonalidad amarillenta, las semillas están listas para ser recolectadas. Al retirar la cáscara, encontramos otras tres semillas. Cada una de ellas contiene un 40% de aceite", explica el profesor Klaus Becker, que se dedica a probar la resistencia de la Jatropha en países como Egipto, la India o Madagascar.
Fuente de "biodiesel"
Desde hace dos años, Becker trabaja apoyado por la empresa automovilística Daimler-Chrysler. Teniendo en cuenta los precios del crudo, los ecologistas no son los únicos interesados en buscar alternativas al petróleo.
"El combustible está todavía en fase de desarrollo. Pero el carburante de aceite de Jatropha que hasta ahora hemos producido se ajusta a las cualidades que un combustible ha de tener para hacer funcionar a los motores de diesel modernos", dijo Stefan Keppeler, ingeniero encargado de evaluación de combustibles.
El aceite de la Jatropha no sería el primer carburante natural que se utilizara en Europa. Hasta ahora, los científicos extraían aceite de otras plantas como la colza, una especie de col, que no crece sobre cualquier suelo ni bajo cualquier circunstancia. Así, la ventaja de la Jatropha ante la colza es su resistencia.
"En Madagascar se podrían sembrar de 10 a 20 millones de hectáreas si diéramos con una planta que aguantase un poco el frío. Esto significaría que en siete años seríamos capaces de producir todo el combustible que Madagascar necesita, más remesas suficientes de carburante para ser exportadas", señaló Becker. También para América Latina las plantaciones de Jatropha se presentan como una oportunidad única.
Resistente a todo
El secreto que hace a la Jatropha resistente a todo es su veneno. La planta es tan venenosa, que Becker ni siquiera tiene que preocuparse de proteger de los depredadores su fábrica de aceite natural.
En lugares desérticos donde no pone una raíz ni la mala hierba, la Jatropha es capaz de crear, con sus arbustos que alcanzan los seis metros, auténticos bosques verdes. Más de ocho meses de sequía al año y temperaturas que rondan los 40 grados no marchitan a la Jatropha, como bien ha observado Becker en Gujarat, en la India.
La erosión del suelo por el viento y el agua tampoco hace mal a la Jatropha. Y no sólo eso, gracias a ella, el suelo erosionado vuelve a ser fértil. "En África comprobamos que el viento y el agua, junto con partículas de la Jatropha, crean capas de preciados sedimentos de hasta 0,7 centímetros por año. Con el paso del tiempo, los suelos erosionados se convierten en aptos para el cultivo", dijo Becker.
Extensiones de tierra hasta ahora inservibles podrían ser cultivadas, creando puestos de trabajo y beneficios a países con pocos recursos. Mientras, la Jatropha protege el suelo de la erosión y libra al cielo de parte de los gases contaminantes.¿Se le puede pedir más a una planta?