La importancia del intérprete en una solicitud de asilo
27 de noviembre de 2017Alhareth Alaa estaba estresado. Tenía una cita a las 8.30 de la mañana en la Oficina Federal de Migración y Refugiados (BAMF, por sus siglas en alemán) en la Bundesallee, en Berlín. La entrevista de asilo de aquella mañana evaluaría su pasado y determinaría su futuro.
Ese día todo dependía de su historia. Alhareth tenía que poner en pie la sucesión de fechas y lugares: su vida en Bagdad, las amenazas de muerte, su secuestro, el asesinato de su padre. Tenía que hilar años de recuerdos y los detalles que los hicieran sonar creíbles en conjunto.
A lo largo de cuatro horas contó su historia en árabe, su lengua materna. Hablando a través de un intérprete, era difícil saber cómo iba la cosa. Pero él tenía confianza, pues los documentos policiales apoyaban su caso. Alemania necesitaba gente como él, le dijo el entrevistador: era un farmacéutico cualificado capaz de hablar cinco idiomas.
Además, Alhareth entendía el papel del intérprete, pues había trabajado como uno. Sabía cuál es su función: tender puentes de significado entre idiomas y culturas. Y tienen que ser precisos y, especialmente, imparciales. Tan invisibles como el aire que discurre entre las dos bocas que conversan.
El poder de la interpretación
Ocho meses después, al abrir una carta en la que le notificaban el rechazo de su solicitud de asilo, recordó el poder que recae sobre estos. En el momento de la entrevista, al no saber nada de alemán, era prácticamente imposible entrever cómo su historia estaba siendo contada: lo que se malinterpretaba, lo que se obviaba, lo que se alteraba.
"Estaba confuso”, dice Alhareth. "Por eso decidí buscar a alguien que tradujese el protocolo original de alemán a árabe. Entonces me di cuenta de que el intérprete o no sabía bien árabe o no sabía traducir. Algunas de las respuestas apenas correspondían con la pregunta. Había obviado detalles muy importantes. No podía creer lo mal que estaba. Apenas era mi historia”.
Problemas sistemáticos
Para Alhareth, la experiencia fue una prueba de cómo una mala interpretación puede cambiar una vida. Pro Asyl, una organización de derechos humanos con sede en Alemania, es uno de los grupos que ha apuntado a los servicios lingüísticos de BAMF como un elemento crucial de los problemas sistémicos que adolece el sistema de asilo alemán.
El proceso de selección de personal explica muchas cosas, analiza Bellinda Bartulocci, asesora legal de Pro Asyl: "Los intérpretes son contratados como freelancers, por un salario bajo y hasta hace muy poco no había requisitos formales en relación con su cualificación o una comprobación suficiente de sus habilidades lingüísticas”.
La asociación alemana de traductores e intérpretes, BDÜ, también lleva tiempo pidiendo seguros de calidad para los servicios de interpretación en las entrevistas de asilo. "La mayoría de los intérpretes contratados por BAMF no tienen una cualificación adecuada o las habilidades lingüísticas necesarias para formar parte de nuestras asociaciones profesionales”, cuenta Yasmine Khaled-Jaiser, de BDÜ.
De acuerdo con un portavoz de BAMF, es importante subrayar que Alemania tuvo que hacer frente a un enorme desafío con la llegada de un gran número de refugiados en 2015: "El año pasado, por ejemplo, más de 445.000 solicitantes de asilo fueron entrevistados en una amplia variedad de idiomas. Esto requiere muchos intérpretes”. Según sus datos, han extendido el número de intérpretes freelance con los que trabajan desde 2.600 en 2016 a 7.500 en septiembre de 2017, pudiendo realizar ya entrevistas en 472 idiomas.
Guardianes de la puerta hacia el asilo
Las presiones en términos de capacidad son innegables. Sin embargo, poner el poder de la interpretación en manos de personas insuficientemente cualificadas ha convertido a los intérpretes en guardianes poco fiables de las puertas del asilo.
La interpretación, argumentan los críticos, se une a otras debilidades del sistema. "Además de una interpretación pobre, muchos de los entrevistadores apenas han tenido unas semanas de formación y no tienen suficiente conocimiento de los países de los cuales huyeron los refugiados”, dice Bartulocci.
En noviembre del año pasado, 12 grupos de abogados y ONG publicaron un informe que señalaba que BAMF necesitaba mejorar sus estándares de calidad para asegurar que el proceso de asilo sea exhaustivo y justo. El documento explicaba que los tribunales alemanes, que este año han visto cómo las apelaciones a decisiones de asilo se multiplicaron por cinco, se habían convertido en un instrumento de corrección de los errores del departamento responsable.
El propio departamento ha criticado esto, pues a sus trabajadores les preocupa que los intérpretes se hayan convertido en los árbitros del sistema.
"El intérprete tiene un papel crucial en la parte más importante de todo el proceso de asilo, la entrevista”, dice Alhareth. "Mi abogado dijo que puedo estar esperando todo un año por el resultado, e incluso más. Eso significa que he perdido al menos un año de mi vida por una mala traducción”.
Autora: Holly Young (EAL/RRR).